El verdadero debate: Ricardo versus Roberto - Semanario Brecha

El verdadero debate: Ricardo versus Roberto

Macedonia.

Macedonia.

Luego de conversar con los asesores y de leer los comentarios de sus seguidores en las redes sociales, ambos candidatos presidenciales salieron a debatir con una gran convicción y una pasión quizá desmedida.

“Se lo digo con todo respeto: es usted un reverendo hijo de puta…”. Así terminaba su primera intervención Roberto, a lo que su contendiente, Ricardo, respondió con una clara ironía: “Más puta tu vieja”.

Desde hacía años los medios y los analistas políticos venían insistiendo en la necesidad imperiosa de un debate, un elemento clave, decían, al momento de elevar la cultura democrática. Instancia que de una vez por todas se concretó, luego de que los representantes de ambos partidos llegaran a un acuerdo en el punto de mayor discordia: el color de la escenografía.

Finalmente, con un fondo absolutamente negro, los dirigentes dieron inicio al duelo, cuyo moderador fue el afamado periodista Rodríguez. Alguien que, si bien era conocido por su falta de escrúpulos, su escasa formación y su total amoralidad a la hora de entretener, aseguraba un piso importante de audiencia.

“No sólo te insultó, sino que se metió con tu mamá, que es la mujer que te trajo al mundo (caras a la cámara). ¿Será que no tenés nada que contestarle?”, dijo el periodista invitando a que Roberto devolviera el ataque.

Roberto respiró, y en el estudio la tensión iba en aumento. Habló: “Creo que este intercambio comenzó mal, que ambos hemos apelado a la agresión y eso no está bien. Así que pido que encaucemos el diálogo y que hablemos de propuestas, de ideas, que…”.

Pero Roberto no pudo seguir hablando porque el conductor comenzó a hacerle gestos (unía sus dedos en un montoncito, como dando a entender que el presidenciable estaba asustado, temeroso, por no decir cagado), y el que tomó la palabra fue Ricardo, para redoblar el tono de las agresiones.

Así la cosa, hasta que llegó el bloque sobre política internacional, en el que el moderador acusó a Ricardo de estar siempre a favor de los chinos y anunció que, después de pensarlo bien, había decidido votar a Roberto, que era “por lejos” el mejor candidato, razón por la cual le otorgó el triple de minutos para el mensaje final.

El debate terminó con Ricardo llorando en vivo y pidiendo por su mamá, mientras Rodríguez, el periodista moderador, levantaba los brazos de un Roberto sonriente, a quien presentaba como “el ya virtual presidente de la República”.

Según los principales medios internacionales y la opinión pública, el debate fue un “bochorno”. Sin embargo, la prensa y los analistas locales lo consideraron “interesante” y destacaron la necesidad de fortalecer este tipo de herramientas republicanas (los primeros mientras contaban los billetes y los segundos mientras se preparaban para analizar lo que dejó el análisis de lo que no se llegó a decir, pero sí se dijo gestualmente).

Al final, Ricardo ganó la elección.

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