Paso Chico es un pueblo imaginario. Es una creación ficcional, pero datos de la novela indican que está situado en América Latina, particularmente en Uruguay. No es un paso; es un pozo que se ha quedado sin agua y que, por eso, y porque da a un río, ofrece a sus habitantes un espacio en el cual establecerse. Los márgenes no los asigna el agua, sino sus pobladores. Como las reglas. Venidas del uso social, inspiradas en el rumor y en un espíritu religioso adecuado a los pormenores del lugar, han quedado instauradas en lo legal: es que, en Paso Chico, el poder lo tiene el espacio. Un espacio que no solamente encapsula a sus personajes en una atmósfera de calor y humedad sofocantes, sino que, además, se vuelve más violento en sus subespacios: en las casas de los vecinos, en La Paraíso –el bar ...
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