Ensayo de independencia - Semanario Brecha
Cine. Nina & Emma

Ensayo de independencia

DIFUSIÓN

Quizá por nuestra población avejentada, por las censuras disparadas a los jóvenes, por los costos y las dificultades de hacer cine o por todo junto, se haya dado que el coming of age sea un género poco visitado por el cine uruguayo. Pero las pocas películas que se inscriben, aunque sea parcialmente,  en él han sido buenísimas. 25 watts, La perrera, Relocos y repasados y Los tiburones han sido hitos de nuestra cinematografía, cada uno de ellos provisto de un registro y un clima peculiares. A tales experiencias corresponde agregar ahora este nuevo título.

Lo primero que llama la atención al observar de cerca la ficha técnica de esta realización es la edad promedio de las personas involucradas: la directora y guionista, Mercedes Cosco, nació en 1995 y el productor, Juan Martín Alonso, en 1992, por lo que es de estimar que hoy andarán cerca de los 28 y 31 años respectivamente. Según trascendió, ningún miembro del equipo superaba los 35 años en el momento del rodaje. Ser joven no es requisito necesario para filmar este tipo de películas –Richard Linklater y Gus Van Sant lo hicieron durante décadas e incluso hasta hoy mismo–, pero sin dudas ayuda mucho. Aquí1 logran plasmar características tan impalpables e inciertas como la frescura y la vitalidad, en este caso intrínsecas a dos muchachas (Alfonsina Carrocio y Valentina Pereyra, ambas notables) que abandonan la adolescencia y tantean sus primeros simulacros de adultez.

Cosco ambienta la acción en un balneario indefinido de la costa rochense, al que sus dos protagonistas –amigas desde niñas– van a vacacionar. Hacer fideos con tuco, dormir a cualquier hora, leer en la playa, ir a fiestas, beber y drogarse o sentarse juntas a ver el mar son sucesos mínimos que tienen el encanto de lo novedoso y el sabor de la libertad. Ensayar la independencia, al menos por unos días, supone tantear cierta plenitud que, asimismo, se contagia desde la pantalla. Y justo en esos momentos mínimos, en los que no pasa nada en apariencia, reside lo mejor de esta película. Cosco logra un cine auténtico, sin miedo de los silencios y los tiempos muertos, con imágenes que respiran y se airean, al igual que sus personajes.

Es en estas secuencias que se ve concentrado un desencuentro, un conflicto que aumenta sutil y progresivamente, sin nunca ser explicitado. La hondura emocional y psicológica de ambas muchachas es notable, y ambas funcionan, en este sentido, como recipientes en los que el espectador, basándose en experiencias propias, vuelca sus impresiones. El inesperado desenlace es otro punto alto: una sucesión de sensaciones contradictorias que se imponen como flashes y que emulan con eficacia ese caleidoscopio emocional tan característico de la primera juventud.

La experiencia de Cosco como fotógrafa es notoria y su énfasis en la piel, los colores y las texturas provee a esta historia de encuadres bellos y envolventes. El planteo flaquea en otros aspectos técnicos, así como en algunos breves diálogos innecesarios o didácticos, pero Nina & Emma sobresale como una ópera prima sólida, inteligente y original. Queda claro que estos chicos traen consigo eminentes bríos creativos y que auspician un buen futuro para nuestro cine.

1. Nina & Emma, Mer Cosco, 2023.

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