Pasé a buscar a Álvaro Padrón1 por la Ciudad Vieja y arrancamos juntos hacia la chacra. El viejo había sido dado de alta dos días antes. Íbamos para una visita sin otro fin que saludarlo y acompañarlo un rato en lo que era seguramente una dura convalecencia. En el camino nos pusimos de acuerdo en evitar temas demasiado locales. Estando en un período de agitación electoral, había muchos nombres en el ambiente y mensajes que querían pasar unos y otros y habíamos decidido no ser mensajeros. Yo tenía, sin embargo, una curiosidad más literaria que militante. En realidad era la primera vez que iba a encontrarme con Pepe sin un objetivo preciso, como amigo, acompañado de alguien que lo veía casi todos los días.
—Si tuvieras que enmarcar al viejo en una ideología, ¿qué dirías? —le pregunté a mi pa...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate