Existe porque resiste - Semanario Brecha
500 años de la caída de la Gran Tenochtitlán

Existe porque resiste

Un indígena participa de la conmemoración de los 500 años de la caída de Tenochtitlán en el Zócalo, Ciudad de México, el 13 de agosto Afp, RodrigoArangua

Una parte pequeña de la población mexicana sabe que la fundación de Tenochtitlán fue producto de varios siglos de observación astronómica y aplicación de procedimientos matemáticos, continuados por al menos tres civilizaciones mayores de Mesoamérica. Fue creada con la voluntad de replicar en la tierra el orden del cielo, por lo que los españoles se toparon con la materialización del ombligo de la luna (que significa ‘México’ en náhuatl), una ciudad flotante en medio de un sistema de lagos, cuya construcción prueba que la flexibilidad con el entorno caracterizó la fundación de las urbes prehispánicas, las primeras del continente americano.

El 13 de agosto de 2021, al cumplirse 500 años de la toma de Tenochtitlán por los españoles, culminó una serie de festejos organizados durante un mes por el gobierno de la Ciudad de México, con un espectáculo de luces proyectado sobre una reproducción de 14 metros de alto del antiguo Templo Mayor de Tenochtitlán. La reproducción fue construida sobre la plancha del Zócalo por medio de una concesión a la empresa de entretenimiento Ocesa –del Grupo Televisa– a cambio de la exención de impuestos. El discurso oficial reivindicó «500 años de resistencia indígena» (un discurso que puede alinearse con la celebración reciente por el gobierno mexicano del natalicio de Simón Bolívar y las críticas del presidente Andrés Manuel López Obrador a Estados Unidos respecto al ahogo económico de Cuba). Esa lectura de resistencia resonó en la población, señalando lo evidente: ninguna conquista es total.

El 13 de agosto de 1521, cuando los españoles capturaron al emperador Cuauhtémoc, se concretó la caída del centro del imperio tenochca. El nombre Cuauhtémoc remite a un águila en vuelo descendente, en picada hacia la tierra con la mirada enfocada en la presa. Eso tiene un correlato astronómico con el paso cenital del sol, que ocurre dos veces en un plazo de 73 días, entre el 15 de mayo y el 26 de julio, fecha de la fundación de Tenochtitlán. «A partir del 13 de agosto de 1521 se entregó el poder político, pero no el espiritual. Tampoco la cultura ni la sabiduría ancestral: estas supieron protegerse», comentó a Brecha Gerardo Said, uno de los convocantes a una gran «danza de unidad» en el Zócalo, tras una marcha desde el Monumento a la Revolución. A la una de la tarde del viernes pasado, los danzantes estaban de frente a la catedral metropolitana, bailando de espaldas al templo falso, sede de los eventos oficiales. Vista de cerca, la danza prehispánica es un rito intergeneracional, similar al candombe en Uruguay, en el que la música articula un universo particular y propio. Al decir de los mexicanos, «su existencia es la evidencia de su resistencia».

MATEMÁTICA NÁHUATL

Everardo Lara ha dedicado buena parte de su vida al estudio del mundo prehispánico, particularmente a la difusión del Nepohualtzintzin, un instrumento de cálculo similar a un ábaco. Contó que en este marco ha promovido que el gobierno capitalino incluya la matemática prehispánica náhuatl en la educación primaria pública. En este sentido, la Secretaría de Cultura promovió el documental de libre acceso México, réplica del orden del universo y centro de la cuenta lunar, que explica parte de la «herencia de un pueblo que buscó el perfeccionamiento por medio de la matemática», según dijo a Brecha este investigador,quien fue parte del equipo de realización.

Esta lectura simbólica de la fundación de la capital y el calendario sagrado del maíz articulan una lectura popular de los 500 años de resistencia de la tradición prehispánica antes que una idea de derrota o exterminio. El calendario sagrado del maíz es clave en la preservación de esa tradición en el ritmo de la vida colectiva de México. Parte de la danza de los 500 años incluyó que los pueblos de Xochimilco llevaran al Zócalo el primer corte del maíz, plantas verdes y alargadas, de mazorcas jóvenes y hojas largas. «Lo que estamos pidiendo y conversando con las autoridades es que nuestra juventud conozca la matemática náhuatl y esta forma de analizar e interpretar la realidad, que se construyó como parte de una tradición de pensamiento de 3 mil años, olmeca, tolteca, maya y náhuatl», concluyó Lara.

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