El discurso “provida” ya no apareció escoltado por sotanas, sino representado por “gente común”. La vergüenza de pertenecer a un colectivo pacato y anacrónico se transformó en el orgullo de levantar una bandera nuevamente legitimada. Y el triunfo de la retórica feminista fue notorio en esta conversión estratégica: frente al pañuelo verde, se pusieron el celeste.
Aborto dos
puntos. Evitar la vida. Sacar el derecho a vivir.
Terminar con su vida. El punteo se lee en una pizarra que pasa en plano corto
en algún segundo del video que expone la Fundación Grávida en su página de
Facebook. Tienen casi veintiséis mil seguidores y una misión: “Ayudar y
acompañar a la mujer embarazada/madre en dificultad para fortalecerla en su
maternidad. Dignificar la maternidad y la paternidad. Promover el respeto...
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