Seguramente no imaginaron que todavía estaban siendo vigilados. La mayoría había arribado
progresivamente a la puerta de la Facultad de Ciencias Sociales, a eso de las
21 horas del jueves 5 de setiembre; se congregaron luego en un pequeño grupo,
compacto y nervioso. A paso ligero, varios llegaron caminando por 18 de Julio,
buscando cerciorarse de que ningún policía les pisara los talones. La Facultad
parecía un lugar seguro para reunirse luego de la marcha, que había terminado
con detenciones y balas de goma en pleno centro de la ciudad. Lejos de allí,
desde una lejana computadora ubicada en el Centro de Comando Unificado del
Ministerio del Interior (MI), sirviéndose de una cámara instalada justo frente
al edificio universitario, un funcionario continuaba observando, haciendo zoom
sobre su...
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