Mientras Nicaragua arde y la represión oficial ha causado muertos y desaparecidos, a la izquierda uruguaya le cuesta situarse en un escenario donde el responsable de los hechos fue referente continental, por su pasado revolucionario y por el derrocamiento del dictador Anastasio Somoza en 1979. Es por eso que se mueve en un mar de ambigüedades y contradicciones. El inicio de la represión fue en abril, y los primeros pronunciamientos críticos o condenatorios aparecieron esta semana, excepto el de Casa Grande, que rechazó la represión en Nicaragua el 21 de junio, y recientemente, y en el mismo sentido, el Partido Socialista de los Trabajadores.
El gobierno uruguayo firmó (Bruselas, 16 de julio) junto a Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú una declaración que expresa “su preocupación por la violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales y su más firme condena a los graves y reiterados hechos de violencia que se vienen produciendo en Nicaragua y que han provocado hasta la fecha la lamentable pérdida de más de 300 vidas humanas y centenares de heridos; la represión y violencia contra estudiantes y miembros de la sociedad civil, así como la tardanza en brindar asistencia médica urgente a los heridos”. Además exige “el cese inmediato a los actos de violencia, intimidación y amenazas dirigidas a la sociedad nicaragüense y el desmantelamiento de los grupos paramilitares”. Luego llama a reactivar el diálogo para superar la situación que vive el país centroamericano, con un pedido al gobierno y “otros actores sociales para que demuestren su compromiso y participen constructivamente en negociaciones pacíficas”.
El martes el Senado votó por unanimidad una declaración elaborada por la bancada oficialista que exige “al gobierno de Nicaragua el cese inmediato de la violencia contra el pueblo nicaragüense; insta al gobierno de Nicaragua y a todas las partes que participen de buena fe en el diálogo nacional; expresa que la celebración de elecciones libres, justas y oportunas en un ambiente libre de miedo, intimidación, amenaza o violencia, es la mejor garantía de estabilidad democrática”. La discusión en el Senado fue resultado de la propuesta del senador Pablo Mieres (Partido Independiente) de abordar como “asunto político” la situación de Nicaragua.
La bancada frenteamplista se reunió el lunes y elaboró la moción. La senadora Daniel Payssé (AU) indicó a Brecha que el texto promovido “está alineado” con la declaración de Bruselas: “Ahí reivindicamos dos cosas que para el FA son muy caras. Primero, la defensa irrestricta de los derechos humanos, que en este momento están siendo avasallados en Nicaragua, hay un gobierno que está reprimiendo personas. Y podrá haber una contracara de eso, pero lo cierto es que la responsabilidad del gobierno está establecida porque la represión a estudiantes y demás se sabe de dónde proviene”. Payssé agregó que no votaron la propuesta de la oposición porque el pedido de renuncia de Ortega violaba el principio “de autodeterminación, de no intervención o injerencia”.
A su vez ayer el gobierno uruguayo anunció que apoya la resolución del Consejo Permanente de la Oea sobre la crisis nicaragüense. El texto rechaza la violencia, la represión y las violaciones a los derechos humanos, al tiempo que convoca a participar en un diálogo nacional. Pero el escenario se complejiza, en cuanto al posicionamiento del oficialismo, por la declaración consensuada emitida por el Foro de San Pablo que, reunido en Cuba y con la participación de una delegación oficial del FA y de algunos integrantes de los sectores que lo componen (Pcu, Pvp y 711), subraya el respaldo al gobierno de Nicaragua “por sus avances en el restablecimiento del orden, así como de los derechos del pueblo nicaragüense, violentados por los golpistas de la derecha, entre ellos el derecho a la libre circulación”. Posteriormente agrega que reconoce “el legítimo derecho a la defensa ejercido por el gobierno sandinista frente a las agresiones perpetradas en su contra por los lacayos del imperialismo; legítima defensa que ha pretendido ser presentada por los medios de comunicación de la derecha como masacres contra el pueblo, así como pretenden presentar como presos políticos a los delincuentes criminales y torturadores capturados por las autoridades nicaragüenses”. También condena la actuación de organismos internacionales subordinados a los designios del imperialismo, como es el caso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El presidente del Frente, Javier Miranda, dijo ayer en una entrevista concedida a La Diaria que la del Foro es “una declaración que no expresa lo que piensa el FA. Adopta un punto de vista que no es el equilibrado”. Obviamente la declaración del Foro no responde a lo resuelto por la bancada de senadores, pero el Frente como partido no ha tomado ninguna resolución al respecto en ninguno de sus organismos. Por esta razón las declaraciones de Miranda provocaron molestia en los participantes frenteamplistas en el Foro, ya que no tuvieron oportunidad de informar sobre cómo se procesó la declaración. Algo muy sintomático en una fuerza a la que le pesa mucho la saga del sandinismo.
TODO PASADO FUE MEJOR. El mariscal Philippe Pétain fue el héroe de la Primera Guerra Mundial y el traidor y colaborador de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Así lo hizo desde el gobierno de Vichy después de la rendición de Francia en 1940.
Tal vez la intervención del ex presidente José Mujica durante la discusión del pasado martes en el Senado refleje la misma percepción que tienen los franceses de Pétain. Mujica afirmó que conoce gente que dejó la vida en la revolución nicaragüense tras un sueño que se desvió. Y tras sostener que Nicaragua es gobernada por una autocracia, concluyó “que quienes ayer fueron revolucionarios perdieron el sentido”, por lo que “en la vida hay momentos en los que hay que decir me voy”.
Habrá que esperar para saber si esas palabras son el comienzo del duelo. En tanto, el senador Marcos Otheguy (Rumbo de Izquierda) comentó a Brecha que la izquierda tiene que ser muy clara en este tipo de situaciones que se producen en países que se embanderaron con definiciones progresistas: “Creo que hay una revolución que fue traicionada. Si uno va a los orígenes, este fue un proceso que despertó una enorme esperanza en el pueblo nicaragüense y trascendió fronteras. Pienso que todos los contenidos originales de la revolución sandinista fueron traicionados por los actos de corrupción, de nepotismo, de violación de los derechos humanos, de retroceso democrático”.
Un componente que forma parte de los análisis de los dirigentes frenteamplistas es la contraofensiva de la derecha y el retroceso de los gobiernos progresistas (un dato distinto es el triunfo de Andrés López Obrador en México), y el apoyo que ese proceso tiene en la administración estadounidense. El diputado comunista Gerardo Núñez comentó a Brecha que en Nicaragua existen dificultades muy importantes que se están expresando en acciones extremadamente violentas, “las cuales condenamos abiertamente, y eso implica no casarse con nadie en este momento. Ni con el gobierno ni con los grupos desestabilizadores que no buscan una salida democrática, sino derribar un gobierno democrático más allá de las referencias que uno pueda tener”. Según Núñez hay un sector de la oposición que lleva a cabo acciones desestabilizadoras bien típicas del terrorismo que también han generado un número de víctimas muy importante. “Esto no quiere decir que justifique toda la represión y lo que ha venido sucediendo. Tenemos que hacer todo el esfuerzo no para incendiar la pradera sino para posibilitar una salida que tenga como centro el respeto de la Constitución, la democracia y los derechos humanos en Nicaragua”, concluyó el legislador del Pcu. También aseguró que en la situación tiene incidencia la preocupación por la llegada de China al patio trasero de Estados Unidos para construir un nuevo canal interoceánico en el país centroamericano.
Más allá de las lecturas contradictorias sobre el caso nicaragüense, para hoy en la Mesa Política y en el secretariado del Frente (el próximo lunes) se espera un debate fuerte, pues quienes participaron del Foro, según información recogida por Brecha, sostuvieron que influyeron para que la declaración del organismo de los partidos progresistas fuera menos afín al orteguismo, y recogieron información (videos) de la forma violenta y desestabilizadora en que sectores de la oposición se mueven en Nicaragua. Amén de que suponían que Miranda se pronunciaría, una vez conocidos sus informes.
[notice]El peso de la palabra del Pepe
En el debate senatorial que precedió a la declaración unánime sobre la situación en Nicaragua, el senador José Mujica relativizó el impacto y la importancia de ese tipo de pronunciamientos: “Siento que estoy acá, viejo y sentado en una butaca, cómodo en el Senado, voy a hacer una declaración y luego tomar un café, y sinceramente siento dolor por mi envejecimiento y por la circunstancia. Porque sé en demasía que el mundo no cambia por declaraciones”.
Sin embargo, sus dichos personales tuvieron repercusiones internacionales directas y palpables. Apenas había sugerido que el gobierno de Ortega se había transformado en una “autocracia” y afirmado que “en la vida hay momentos en los que hay que decir me voy”, medios en todo el mundo, desde la Cnn en español hasta el francés Libération, reportaron sus palabras. La noticia del nuevo posicionamiento del ex presidente superstar también llegó a Venezuela y allí fue tomada muy en serio. Una de las figuras más influyentes de ese país, Diosdado Cabello, criticó duramente a Mujica. “¿No te das cuenta, Pepe, de que es lo mismo que estaban haciendo aquí en Venezuela?”, le lanzó el actual presidente de la Asamblea Nacional Constituyente venezolana en una declaración pública.
Florencia Rovira Torres
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De la virtud al pecado
Ayer se cumplieron 39 años de que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (Fsln), dirigido, entre otros, por Daniel Ortega, derrocara a la dictadura de Anastasio Somoza. Durante los años de lucha guerrillera que culminaron el 19 de julio de 1979 hubo participación de uruguayos, y algunos, como el comunista Héctor “Meme” Altesor, murieron en combate. También se integraron al Fsln militantes del Mln que estaban en el exilio, y algunos corrieron la misma suerte de Altesor. La revolución nicaragüense fue paradigmática para la izquierda continental y mundial. También porque sufrió el acoso de la “contra”, un grupo de combatientes de origen somocista que contó con apoyo y armamento provisto por Estados Unidos. En 1989 el sandinismo convocó a elecciones y perdió, en consecuencia asumió la presidencia Violeta Chamorro, una representante de la derecha y opositora al gobierno del Fsln. En febrero de 1990, poco antes de entregar el poder, se produjo “la piñata”, episodio consistente en entregar la propiedad de mansiones y empresas (que estaban a partir de 1979 en la órbita pública) a algunos dirigentes sandinistas. En 2006 Ortega resultó ganador de las elecciones, y a partir de esa fecha ha sido reelecto, aunque con alianzas (con empresarios, con los sectores más conservadores de la Iglesia Católica, y con iglesias evangélicas) muy distintas de las que caracterizaron la revolución de 1979. Por otro lado, ha montado una suerte de dinastía familiar, incluyendo a su esposa, Rosario Murillo (actual vicepresidenta), e hijos en el manejo de medios y empresas. En el proceso que va desde 1990 hasta el presente, varios referentes del sandinismo (como Sergio Ramírez y el sacerdote Ernesto Cardenal) abandonaron las filas del Fsln, en rechazo a la conducta y las políticas desarrolladas
por Ortega.
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