La guerra de los clones comenzó - Semanario Brecha
Fake news con el sello de un nuevo grupo de ultraderecha blanca

La guerra de los clones comenzó

Ingresó al Partido Nacional una nueva agrupación, la Unión Blanca Republicana, de ideas ultraderechistas. Unos días después, uno de sus dirigentes Ignacio Pou, viralizó un documento adulterado que daba datos falsos sobre el control de papeletas del referéndum contra la LUC.

Héctor Piastri

La historia empieza, como suele suceder con este tipo de posturas políticas, con una mentira y un escándalo. Ignacio Pou, dirigente del grupo Unión Blanca Republicana (UBR), publicó el 22 de julio en su cuenta de Twitter una imagen que imitaba los documentos que la Corte Electoral publica diariamente para informar sobre el avance de la revisión de las firmas presentadas para el referéndum contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC). En la imagen subida por Pou, se resaltaba que el 77,22 por ciento de las firmas contadas hasta el momento habían sido aceptadas y un 22,78 por ciento habían sido «rechazadas y en estudio por irregulares». En su tuit, Pou escribió que había «irregularidades por todos lados» y que ese 22 por ciento era un «número altísimo». La reacción no se hizo esperar, y cientos de tuits respondieron cosas como «era de esperar, hacían cualquier cosa con tal de que la gente firmara» o «era de prever, corruptos». Es que el número de 22 por ciento efectivamente sería altísimo… si fuera real.

Un par de horas después, Ana Lía Piñeyrúa, también blanca y ministra de la Corte Electoral, respondió al tuit de Pou avisando que «esa información está trucada. Están falseando la información oficial. Cuidado con eso. Por suerte las personas que desean saber cuentan con la información verídica en la página web de la Corte Electoral». Ante esto, Pou se fue al mazo, admitiendo que «la información que me pasaron y en la que confiaba no era real» (aunque no borró el tuit original, que puede seguir circulando y engañando a incautos). Efectivamente, lo que decía Pou no era real. El número de papeletas rechazadas no era el 22 por ciento, sino que estaba en el entorno del 5 por ciento. La cifra podría acercarse al 22 por ciento solo con la maniobra de sumar las firmas rechazadas con las que la Corte Electoral clasifica como «en proceso», que son papeletas que por diferentes razones (que tienen que ver con desacuerdos entre los funcionarios que revisan las firmas, con deficiencias en el escaneo de las huellas digitales y con dificultades para la lectura de lo escrito en la papeleta) requieren revisión adicional. Estas papeletas no están rechazadas.

La mentira fue desmentida, final feliz. Este pequeño episodio de redes, en sí mismo, no tiene mucho interés. Todos los días salta, en las redes, algún escándalo a partir de un dato trucho. O sea, la nada misma. O quizás algo, o mucho, si tenemos en cuenta que la política contemporánea muchas veces parece estar hecha de la sucesión de escándalos y mentiras que circulan por las redes.

Esto podría ser una de las infinitas no noticias con las que un actor político de cuarto nivel intenta llamar la atención diciendo alguna barbaridad extravagante. Pero resulta que unos días antes, la organización a la que pertenece Pou, la UBR, anunciaba que había recibido la noticia de que el Partido Nacional (PN) había aprobado su ingreso como agrupación. La UBR se había quejado de que la aprobación se retrasara, en virtud de que «un trámite que debería llevar un mes lleva casi un año sin avances», lo que les hizo ganar la solidaridad de Carlos Iafigliola, que tuiteó que «duele que estas cosas y otras estén pasando en nuestro Partido Nacional». Desde el PN se desmintió a Brecha que hubiera ninguna intención de retrasar el trámite.

¿Qué se propone esta agrupación recién ingresada al PN? Dar una «batalla cultural» contra los «tibios» y «progresistas». Esta idea de batalla cultural, que a menudo viene junto con la idea de lucha hegemónica, resuena con la obsesión con Gramsci que desde hace algunos años habita en el PN, que incluso tiene abierto un concurso de ensayos sobre el comunista sardo. La UBR se define como «de derecha conservadora» y forma parte, a su vez, de otra organización, llamada Lanceros de Timoteo. Tiene un podcast en el que entrevistaron, entre otros, a Graciela Bianchi y Federico Leicht.

Desde el punto de vista ideológico, centran su atención en la lucha contra lo que llaman «ideología de género» (es decir, el feminismo y las demandas de las comunidades de la diversidad sexual) y la defensa de la propiedad privada, realzando a «nuestro pueblo y sus costumbres», lo que «implica necesariamente una reforma a las leyes migratorias». En los perfiles de redes de sus integrantes pueden encontrarse retuits de posteos de José Antonio Kast (uno de los líderes de la ultraderecha chilena), integrantes de Vox (partido de ultraderecha español) y La Derecha Diario (un medio digital de ultraderecha argentino).

Naturalmente, esta organización ataca a la izquierda, los sindicatos y cosas por el estilo. Pero se ha dedicado también a atacar a quienes, dentro de su propio partido, considera progres y tibios, incluida, por ejemplo, la Secretaría de Diversidad del PN. Un integrante de Lanceros de Timoteo, Christian Núñez Ramos, presentó una denuncia al considerar ilegítimo que esta Secretaría de Diversidad asesorara al Banco de Seguros del Estado (BSE) sobre una modificación en un formulario. La denuncia se basa en una entrevista en FM Del Sol, en la que Federico Bianchi, de esta secretaría, narra que le consultaron desde el BSE por el tema del formulario y él los refirió al Ministerio de Desarrollo Social. Se trata de un hecho no particularmente notable, pero que ilustra el grado de beligerancia de estos sectores contra quienes en el PN se dedican a cuestiones de género y diversidad sexual.

La presidenta de la UBR, Stephanie Magliano, publicó en el semanario La Mañana (cercano a Cabildo Abierto) un artículo en el que denuncia la existencia de esta secretaría, ataca a Beatriz Argimón y Gloria Rodríguez, advierte que «los blancos que defendemos y amamos las raíces de nuestro partido nos oponemos a que vengan a querer arrancarlas» y que «no queremos agendas importadas». El título de la nota es «¿Representantes de los ciudadanos o representantes de la ONU?», haciéndose eco del discurso antiglobalista de la ultraderecha de cepa trumpista. En noviembre de 2020, la UBR publicó una foto de sus integrantes con Luis Alberto Lacalle (padre), a quien denominan «nuestro querido padrino». Habría que ver de qué forma Lacalle (padre), uno de los más radicales partidarios de la «apertura al mundo», es compatible con una agenda antiglobalista.

Es difícil saber qué relevancia va a llegar a tener esta pequeña y nueva agrupación. Pero que su presentación haya sido un documento adulterado y una serie de ataques a las figuras de su propio partido que intentan cultivar un perfil abierto y centrista puede servir de sinopsis. Cabe recordar que la Juventud por el Resurgir Nacionalista, agrupación ultraderechista del PN de principios de los dos mil (que al no tener redes tenía que conformarse con publicar una revista llamada Políticamente Incorrecto), terminó disuelta y eliminada del registro de agrupaciones del PN por estar envuelta en todo tipo de escándalos y problemas judiciales.

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