Ambos se llaman Alvarado, son periodistas y cuarentones. En la votación de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Costa Rica, el pasado domingo, el pueblo puso frente a frente en la segunda vuelta a Fabricio Alvarado, del ultraconservador Partido Restauración Nacional (Prn) –con 24,91 por ciento de los votos–, y a Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana (Pac, de centro, oficialista), con 21,66 por ciento. Hace apenas dos meses ambos sumaban menos de un 5 por ciento en las encuestas de intención de voto.
Faltando 25 días para la elección estalló el tema que monopolizaría la campaña electoral y que marcó la decisión final de los votantes (la abstención fue del 34,34 por ciento): el matrimonio igualitario y los derechos de las personas Lgbt. El predicador evangélico Fabricio Alvarado, quien hasta ese momento tenía tan sólo 3 por ciento de intención de voto, desconoció la opinión consultiva emitida el 9 de enero pasado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), favorable al matrimonio homosexual, y que indicaba que Costa Rica debía asegurar el cumplimiento de los derechos de todas las personas, sin importar su orientación sexual. Fabricio Alvarado instó por televisión a la gente a rechazar la opinión de la Cidh mediante su voto en las elecciones: “Hagamos vinculante nuestra opinión, este será nuestro referéndum, el momento definitivo para demostrar que Costa Rica es pro vida y está a favor del matrimonio entre hombre y mujer”.
Pronto el candidato alcanzó el segundo lugar en las encuestas y su ascenso fue imparable. Según el politólogo Rubén Rojas, el apoyo al predicador indica que la sociedad costarricense sigue siendo “sumamente conservadora”.
El gobernante Pac y el emergente Prn medirán fuerzas en el balotaje del 1 de abril, y ambos buscan aliados políticos. Para Restauración Nacional el panorama es más accesible, puesto que los partidos conservadores, y que impulsan la llamada “defensa de la familia”, fueron los cuatro que le siguieron en popularidad en la votación. Paralelamente, el Alvarado oficialista ofreció un “gabinete multipartidista” para derrotar al actual diputado y ganador de la primera vuelta.
Lo que ya está escrito es que el ala progresista en la Asamblea Legislativa se redujo notablemente, frente al auge conservador. Los cinco partidos conservadores tienen, juntos, mayoría en el parlamento, lo cual les permitirá hacer reformas constitucionales: suman 46 diputados, frente a 11 de los dos partidos progresistas, Acción Ciudadana y Frente Amplio.