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Beatriz Salomón (1953-2019).

Beatriz Salomón (1953-2019)

Una vedette, humorista y conductora que fue parte de una generación de mujeres que ampliaron y marcaron para siempre, con su inolvidable estilo, la idea de sensualidad en el Río de la Plata.

Para casi todas “las chicas Olmedo” la década del 80 fue corta. La mañana del 5 de marzo de 1988, cuando al capocómico lo encontraron muerto en la calle, la mayoría de las mujeres que llegaron a la popularidad masiva a través del programa televisivo de Alberto Olmedo parecieron parapetarse detrás de los lentes negros del duelo hasta casi desaparecer de los medios, y algunas incluso de la escena pública. Casi todas menos Beatriz Salomón, quien, aunque le debía mucho a Olmedo por su popularidad, siguió desarrollando su veta de actriz de comedia y vedette. No era fácil parar el brío de la Turca, apodo que se había ganado la actriz nacida en la provincia de San Juan en una familia de descendientes de Siria.

Olmedo y su estilo de humor fuera de libreto, improvisado, con sus típicos apartes a cámara, habían sostenido un modo algo libertino de hacer comedia en tevé, y pareciera que la Salomón quería homenajear al maestro intentando ser su mejor alumna: estar en la televisión desde un lugar que ella pudiese dominar, sin ser dominada por el medio. Creció con esa premisa, con desarrollar una personalidad que la hiciese un poco totémica, independiente, y más allá de seguir trabajando al lado de algunos capocómicos de esa época como Jorge Porcel, Berugo Carámbula y Jorge Corona, la Turca pudo dejar de ser la partenaire y lograr un nivel de igualdad artística. Incluso llegó a tener programas propios, como conductora, a finales de los noventa. Si su primera película con Olmedo fue El manosanta está cargado(1987), la Turca y su estilo sobrecargado ya habían en parte superado al maestro.

Porque su look distintivo eran sus labios al rouge vivo, que tenían mucho de beso de mujer araña y un poco de guasona; y si vale la expresión “se pintaba como una puerta”, habría que aclarar que era más bien la puerta de un baño público grafiteada por mujeres al borde de un ataque de nervios. Sus melenas leoninas de permanente electrificada, y generosas en una longitud que ni Medusa, eran parte esencial de su expansión mujeril. Porque su verdadero estilo era la amplificación, traía el linaje de Mae West, un camp pedestre en el que la máxima sofisticación es manejar la vulgaridad con una personalidad aplanadora. Mirando al pedazo de mujer que era, hasta parecía inverosímil creer la fábula real de la niña sanjuanina que vino a buscar suerte a la capital y un día la llamaron a la pensión donde vivía con su hermana Isabel para decirle que había quedado en el casting del nuevo programa de Olmedo.

Más allá del éxito y de su figura pública poderosa, la vida de la Turca tuvo un backstage bastante doloroso, con la muerte prematura a los 50 años de su hermana Isabel, también vedette, y con su relación con el ex director técnico Hernán Di Natale, que terminó en varias denuncias de violencia de género. Y también el escándalo mediático que convirtió a su último matrimonio en un reality. Tras casarse con el cirujano plástico Alberto Ferriols, y en medio del proceso de adopción de sus dos hijas, Noelia y Bettina, en 2004, el programa Punto Doc (producido por Mario Pergolini) le hizo una cámara oculta a su marido en el momento que ofrecía sus servicios de cirugía a una travesti a cambio de sexo. Los periodistas y conductores Jorge Rial y Luis Ventura invitaron a la Salomón a un programa y le pasaron el video en vivo; ella supo del affaire en ese instante, lo que redimensionó el dolor de toda esa exposición malintencionada de periodismo marrón, versión escatológica del periodismo amarillo. El medio que la había convertido en estrella ahora la estrellaba: la Turca decidió poner fin a su trabajo en los medios y demandó a periodistas y productoras por arruinarle la vida. A una década y media de todo aquello, el 15 de junio pasado, cuando su lucha contra el cáncer fracasó, Beatriz Salomón murió a los 65 años en el Hospital Fernández, sin poder ver que su pedido de justicia haya tenido éxito.

En Argentina no es extraño que fracasen los tiempos y los criterios del Poder Judicial, pero lo más terrible es que los movimientos feministas, que se posicionaron con más fuerza en los últimos años, no hayan tomado partido a favor de los reclamos de Salomón, o no hayan hecho de su búsqueda de justicia un caso paradigmático de violencia contra las mujeres en los medios. Como denunció en su muro de Facebook el investigador y profesor punk Nicolás Cuello: “El feminismo vuelve a dejar a las putonas, las trolas, las vedetongas, las insulsas, las gronchas, las locas, las insoportables y las incorrectas afuera”. Mientras tanto, parte de la comunidad de mujeres trans, históricamente rechazada por ese mismo feminismo, salió a seguir defendiendo y a agradecer la influencia de Beatriz Salomón y su seductor estilo imborrable de súper mujer.

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