La mitad oscura - Semanario Brecha

La mitad oscura

En cartelera: “Nosotros”

“Érase una vez una niña, y la niña tenía una sombra. Las dos estaban conectadas, atadas una a la otra. Si la niña comía, la comida que se le daba era cálida y sabrosa. Pero, cuando la sombra tenía hambre, debía comer conejo crudo y sangriento. En Navidad, la niña recibía juguetes maravillosos, suaves y tiernos. Pero los juguetes de la sombra eran tan filosos y fríos que le lastimaban los dedos cada vez que intentaba jugar con ellos…” El discurso de la Doppelgänger, una suerte de gemela maldita de la protagonista, cerca de la mitad de la película,1 hiela la sangre hasta al más curtido. Hay mucho de perturbador en la idea de que la diversión de una persona suponga el infierno para otra, y esta película explota notablemente esta “fantasía”, que, en el mundo en el que vivimos, no deja de tener cierta pertinencia y hasta fundamento. La mirada desencajada de la actriz Lupita Nyong’o, así como su voz rasposa y entrecortada, que profiere estas palabras, es de lo más inquietante que ha dado el cine de terror en los últimos años.

Pero la película, brillante hasta ese momento, no volverá a lograr otro clímax del nivel de esa escena. Nosotros es perfectamente escalofriante hasta ese punto; poco después, todo parece desbarrancarse. Es que resulta especialmente molesto el humor que el director Jordan Peele decide incorporar, partiendo de referencias absurdas que atentan contra el realismo logrado. Por ejemplo, el padre de la familia principal cita la película Mi pobre angelito luego de un primer enfrentamiento, como si luego de circunstancias capaces de shockeary traumatizar a todos los involucrados hubiese cabida para esa clase de bromas. Otra gran incongruencia es que, según los caprichos del libretista, las “sombras” malignas son fuertes o débiles, capaces de cometer asesinatos implacables o terriblemente torpes. De esta manera, una de ellas es eliminada por el golpe que le da un niño y otras parecen casi invencibles; una familia vecina es masacrada en segundos, mientras que a la familia principal le regalan tiempo para defenderse y hasta para idear estrategias de contraataque.

El desenlace es doblemente malo (siguen spoilers), con un enfrentamiento final que cae en la sobreexplicación y el giro ingenioso. Lo primero es prácticamente un lugar común: el villano decide ponerse a hablar sin parar justo en el momento de la contienda cuerpo a cuerpo, sin sentido práctico ni una finalidad clara. Lo segundo es una vuelta de tuerca final que no sólo es innecesaria, sino que además provee otro cúmulo de incoherencias a la historia. Hay veces en que es mucho mejor el sinsentido que la explicación racional, y, en este caso, la última lleva a que se comprendan aun menos ciertos puntos esenciales de la anécdota, incluido el discurso citado al inicio de esta reseña. No hay caso, esta película es un claro ejemplo de cómo una obra notablemente concebida puede ser arruinada por un guion defectuoso.

1.   Us. Jordan Peele, Estados Unidos, 2019.

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