La siempre prolífica Joyce Carol Oates se hunde –en “Un libro de mártires americanos”, su nueva novela– en la batalla nunca ganada y nunca perdida de la libertad de elección de la mujer y en la eterna pelea entre moral y ética.
Luther Amos Dunphy y Augustus Voorhees. A lo largo de la historia, el nombre del asesino se ha pegoteado al de la víctima, volviéndolos una unidad indisoluble, dos cabezas de un mismo monstruo autoinmune y desdibujado. De las muchas indignidades que acarrea la muerte –la muerte a gatillo–, ésta es una de las peores.
Luther Amos Dunphy reza y luego dispara. Cae primero muerto Augustus Voorhees, médico abortista, y luego a Timothy Barron, veterano de la guerra de Vietnam. No, no caen muertos. Salen volando. Salen volando y sus cuerpos revientan contra el asfalto del m...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate