Bolsas de plástico
Suelen venir de distintos colores, a veces con grandes letras determinadas por la marca, pero la inmensa mayoría, las que obstruyen las bocas de desagüe, las que flanquean impúdicas los contenedores de basura, las que se amontonan en las orillas de las playas, las que bailan llevadas por el viento –vano intento de vuelo poético de lo esencialmente feo– suelen ser blancas. No se sabe por qué.
Son las bolsas de plástico. Las amigas-enemigas. Un minuto antes fueron portadoras de lo esencial –el pan, el arroz, las verduras, la leche; la leche, sobre todo–, y enseguida son basura. La utilidad más breve, y la basura más duradera. Se asegura que duran años y años antes de ser reabsorbidas por la tierra, o lo que sea. Se asegura que hay una isla constituida por toneladas de...
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