La primera batalla para derrotar a Milei - Semanario Brecha
ELECCIONES Y ESCÁNDALOS EN ARGENTINA

La primera batalla para derrotar a Milei

Entre crisis económica y financiera, denuncias de corrupción en el más alto nivel del gobierno y un lento despertar de la protesta callejera, la suerte de Javier Milei empieza a cambiar. Las elecciones legislativas de este domingo en la provincia de Buenos Aires resultan un buen termómetro para saber si hay chances de que la pesadilla termine.

Javier Milei y su hermana, Karina en un acto de campaña, en Lomas de Zamora, Buenos Aires Afp, Juan Mabromata

La provincia de Buenos Aires será en dos días escenario del primer test electoral entre las dos principales alianzas políticas nacionales, que volverán a enfrentarse el domingo 26 de octubre, cuando se renueve el Congreso federal. El peronismo, unido tras la figura del gobernador bonaerense Axel Kicillof, parece tener una leve ventaja de dos puntos sobre la alianza conformada por la derecha, en la que suman votos los ultraliberales de La Libertad Avanza (LLA) de Milei y los restos del Partido Republicano (PRO) del expresidente Mauricio Macri. Los sondeos hablan incluso de empate técnico.

Desde el triunfo de Milei sobre el peronista Sergio Massa, en noviembre de 2023, será la primera vez que las dos grandes alianzas vuelvan a enfrentarse en un escenario electoral que preanuncia las presidenciales de 2027. Para el oficialismo, será también el primer test para calificar un año y medio de gobierno. El peronismo, a su vez, pone a prueba el potencial de Kicillof, gobernador reelecto en 2023 y posible presidenciable dentro de dos años, y la incidencia electoral de la expresidenta Cristina Fernández, presa desde junio pasado en una cuestionada condena judicial por corrupción. Kicillof, Fernández y Massa fueron los tres personajes centrales para sellar la unidad del peronismo en esta elección provincial, pese a los chispazos y las diferencias que siguen saliendo a la luz entre los tres en plena campaña electoral.

Dieciséis alianzas se presentarán el domingo para renovar 2.717 cargos legislativos, entre diputados y senadores provinciales, concejales municipales (ediles) y consejeros escolares (responsables de la educación municipal primaria y secundaria), en la provincia que concentra casi el 40 por ciento del electorado nacional, conformado por 36 millones de personas. Entre el oficialismo provincial, representado por la Alianza Fuerza Patria de Kicillof y la Alianza La Libertad Avanza de los seguidores de Milei se estarían repartiendo el 80 por ciento de los votos. Un 12 por ciento oscilaría entre Somos Buenos Aires, que reúne a disidentes del macrismo y de la Unión Cívica Radical (UCR), y el Frente de Izquierda y los Trabajadores, mientras que el restante 8 por ciento se lo disputarán las otras 12 agrupaciones reconocidas. En total, votarán en la provincia poco más de 14 millones de personas en ocho secciones electorales. La primera y la tercera –que incluye al enorme y emblemático municipio de La Matanza–
se reparten 10 millones de votantes y en ambas el peronismo lleva la delantera, aunque por muy poco.

La Libertad Avanza de Milei –identificada con el color violeta– llega a esta elección después de haber logrado desarmar los restosdel partido que armó Macri para llegar a la Casa Rosada en 2015.En la provincia de Buenos Aires, la propuesta ultraliberal sedujo a algunos funcionarios municipales y provinciales macristas, que decidieron pasarse a las filas violetas y dejar atrás el amarillo que identifica al PRO, que acabó, a su vez, aceptando las condiciones de Milei para armar la alianza electoral. En los hechos, una docena de intendentes del PRO se fueron con armas y bagajes a LLA, mientras algunos diputados y senadores nacionales aceptaron compartir espacio político en estas elecciones sin perder su identidad macrista. El resto de la escuadra amarilla, con Emilio Monzó y Nicolás Massot a la cabeza, decidieron abandonar el barco para conformar el bloque parlamentario Encuentro Federal e integrarse a Somos Buenos Aires, junto con legisladores de la UCR disconformes con las políticas de Milei y enojados con Macri por rendirse ante el ultraliberal.

Pero ni violetas ni amarillos parecen en condiciones de reunir los votos necesarios como para arrancarle finalmente al peronismo la provincia de Buenos Aires. La única vez que alguno de ellos lo logró fue en 2015, cuando María Eugenia Vidal resultó electa gobernadora, traccionada nacionalmente por la popularidad que llevó a Macri a la presidencia argentina. Carolina Píparo, la candidata de Milei a la gobernación en 2023, obtuvo el 24 por ciento de los votos y salió tercera detrás del PRO y del peronismo.

Violetas y amarillos componen, juntos, el arco ideológico del antiperonismo histórico en Argentina. En la provincia de Buenos Aires, representan alrededor del 30 por ciento del electorado en cualquier distrito. Con ese capital de base, Milei ensaya fórmulas para crecer, aunque sin mucha suerte. En el cierre de campaña, en la localidad provincial de Moreno, gobernada por el peronismo, el presidente armó esta semana un mitin que logró una escasísima concurrencia: apenas unas 1.500 personas, cuando esperaba al menos cinco veces más. En un acto en el que apareció emocionalmente sacado, se limitó a criticar al peronismo y a defender a su hermana Karina, secretaria de la Presidencia y titiritera del gobierno nacional, de las acusaciones de corrupción. Poco como propuesta concreta para los bonaerenses.

EL FACTOR CORRUPCIÓN

«Karina» se ha convertido, de hecho, en la nueva figura visible de la corrupción oficial a partir de la difusión de audios, a mediados de agosto, sobre el cobro de coimas en las prestaciones a personas con discapacidad (ver la pasada edición de Brecha). El portavoz de la denuncia resultó ser el propio abogado de Milei y hasta entonces director de la Agencia Nacional de Discapacidad Diego Spagnuolo, grabado mientras despotricaba ante otro funcionario del gobierno por haber quedado afuera del circuito del dinero ilegal. Karina Milei, Martín Menem (presidente de la cámara de Diputados y sobrino del expresidente Carlos Menem) y Eduardo Lule Menem (subsecretario de Gestión Institucional y mano derecha de Karina) fueron señalados por Spagnuolo, junto con la empresa farmacéutica Suizo Argentina, como los principales responsables de recaudar y distribuir las coimas, que llegarían a los 800.000 dólares mensuales.

En la última semana de agosto, una investigación periodística destapó otro presunto caso de corrupción en el que la hermana del presidente tendría injerencia: la compra de insumos de oftalmología y anteojos en general por un valor siete veces mayor al del mercado por el Programa de Asistencia Médica Integral, el ente que se encarga de jubilados y pensionistas. Tanto jubilados como discapacitados sufren desde el comienzo de la gestión libertariana el recorte de fondos y el cese de programas de salud. Sus protestas de los miércoles en la plaza del Congreso son habitualmente reprimidas por la policía, a veces muy duramente.

PÁNICO EN LA ROSADA

En el Congreso nacional, los legisladores de la oposición han logrado reflotar una comisión para investigar el caso $Libra, la estafa con la promoción de criptomonedas por parte del presidente, y crear otra sobre la muerte de 100 personas por el uso de fentanilo adulterado en hospitales públicos, un horror que estaría desnudando los efectos de los recortes dispuestos por el gobierno en el presupuesto de salud.

Según tres consultoras de imagen, el nivel de popularidad del presidente se viene desplomando: en espacio de pocos días pasó de 56 a 33 por ciento. Otros audios filtrados recientemente a la prensa muestran a Karina Milei pidiendo calma a su entorno para intentar salir del mal paso. Que la secretaria de la Presidencia y hermana del presidente pudiera ser espiada dentro mismo de la Casa Rosada y que sus conversaciones salieran a luz prueban, además, la feroz interna que está sacudiendo a un oficialismo debilitado. Todos los ojos se volvieron hacia Santiago Caputo, parte de la mesa chica presidencial pero enfrentado a Karina Milei, que logró dejarlo afuera de las candidaturas de LLA para este domingo.

La filtración de estos audios llevó, por otra parte, al gobierno y sus acólitos a una nueva y desesperada ofensiva contra la prensa: el vocero presidencial, Manuel Adorni, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, acusaron esta semana a los periodistas Jorge Rial y Mauro Federico, que difundieron las grabaciones, por «vulnerar la privacidad institucional» y pidieron el allanamiento de sus domicilios y de las sedes de los medios involucrados. La denuncia fue tomada por el juez federal de la ciudad de Buenos Aires Alejandro Maraniello, que prohibió la difusión de nuevos audios de la hermana del presidente. De inmediato, 12 abogados constitucionalistas arremetieron contra el juez acusándolo de censura. El fiscal federal Carlos Stornelli terció en el debate y adelantó que iniciará una investigación por posible espionaje ilegal, aunque «sin vulnerar el derecho a la libre expresión» de los periodistas y «preservando sus fuentes de información».

A los impactos políticos de los casos de corrupción se suma la crisis económica, con un riesgo país en 900 puntos, un dólar cercano a los 1.400 pesos –el techo que le impuso a Argentina el Fondo Monetario Internacional– y una inflación que repunta. Los bancos, sostén habitual de los libertarianos, tampoco están contentos por el aumento de los encajes. El ministro de Economía, Luis Caputo, que buscaba llegar con cierta calma a las elecciones del domingo y pasar sin grandes sobresaltos las parlamentarias del 26 octubre, está ahora en la cuerda floja y podría salir del gabinete en las próximas semanas si las cosas siguen empeorando para el gobierno en el plano político.

Una derrota electoral el domingo marcaría el fin de las decisiones unilaterales desde la Casa Rosada y la necesidad del gobierno de negociar con los sectores más «flexibles» de la oposición de cara a las parlamentarias de octubre. Para el peronismo habría llegado, a su vez, la hora de la recomposición en caso de triunfo este domingo y, sobre todo, en octubre. Las disputas internas, aun después del cierre de listas entre Kicillof, Massa y Cristina Fernández, se notan en cada acto proselitista en el Gran Buenos Aires. Solo el terror a Milei consiguió unirlos.

Al cierre de esta nota, ayer jueves, en una votación histórica, el Senado ratificó la ley que declara la emergencia en discapacidad hasta diciembre de 2026, levantando el veto presidencial. Una dura derrota para el gobierno

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