A Julian Assange el tiempo se le va acortando para evitar su extradición a Estados Unidos, concedida por la ministra del Interior británica, Priti Patel, a mediados de junio. La defensa del fundador de Wikileaks apeló y la pelota está ahora en la cancha del Tribunal Supremo de Justicia de Londres, donde Assange está preso en una cárcel de alta seguridad desde 2019, en condiciones que han sido calificadas por organizaciones humanitarias como asimilables a la tortura. Si esa corte confirma la decisión, queda un último recurso: apelar ante el Tribunal Supremo de Reino Unido. Y más nada: de ratificar la máxima instancia judicial británica, la extradición deberá concretarse en 28 días.
Terminaría así de la peor manera una historia iniciada en 2012, cuando el australiano se refugió en la embajad...
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