Si hacía un año y medio que gran parte de los uruguayos veía cómo, a partir de los ajustes salariales por debajo de la evolución de los precios, su capacidad de compra se erosionaba lentamente, la caída en el consumo de bienes durante los primeros cinco meses del año evidenció que la situación, lejos de resolverse, se agudizó. Quizás lo más preocupante, a la vez que paradójico, sea que buena parte de esa caída se concentró en tipos de alimentos que el país produce y vende en grandes cantidades, con muy buenos precios, al exterior.
Surge la contradicción de que el país produce alimentos para el consumo de millones de personas mientras que una parte de los uruguayos sigue teniendo dificultades para su acceso cotidiano. Pero no es la única a destacar. En efecto, la creciente demanda de alimen...
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