El exdirector de ANCAP José Luis Alonso se incorporó a filas del sector Crece, del Partido Colorado –liderado por Robert Silva–, de cara a la próxima elección. La presentación se hizo por todo lo alto, en la histórica sede colorada de la calle Martínez Trueba. Desde Crece publicitaron su incorporación como «un hito de la campaña» del expresidente del Consejo Directivo Central, pero también como una muestra del resquebrajamiento de Cabildo Abierto (CA), cuyos dirigentes comienzan a buscar nuevos horizontes políticos.
Como Alonso, también dejaron filas cabildantes el diputado Eduardo Lust y Martín Rodríguez, excandidato a intendente de Rocha. Sin embargo, por ahora, estas bajas no causan mayores desvelos en la interna del partido. Se entiende que el peso político de estas figuras es limitado: «Antes de CA, políticamente, no eran nadie; fueron algo gracias a CA», afirmó una fuente de la cúpula partidaria.
En este escenario, los cabildantes comienzan a elaborar su oferta electoral para 2024, con la irrupción de nuevos sectores. El liderazgo del senador Guido Manini Ríos parece indiscutible, pero empiezan a aflorar algunas tensiones internas y, con ellas, la tentación entre algunos dirigentes de impulsar una precandidatura alternativa que abra el espectro de cara a junio.
A todo este escenario, se suma la distancia entre Manini Ríos y el presidente de la república, Luis Lacalle Pou, que cortaron toda vía de diálogo, salvo la protocolar. El último episodio de este entuerto fue la decisión de CA de votar a favor de levantar el veto presidencial al proyecto de ley que garantizaba los créditos laborales de los extrabajadores de Casa de Galicia. En esa instancia, el mandatario llamó a los dos ministros cabildantes, Raúl Lozano y Karina Rando, quienes habían firmado el veto, y les dijo que el partido no los había «respaldado políticamente» en el debate parlamentario.
EL LÍDER
Entrevistado por el exdiputado Fernando Amado para el libro Manini, el comandante sin jefe, Manini Ríos admitió algo que ya se sabía: su activa participación en la creación de CA cuando aún era comandante en jefe del Ejército (véase «Viejos conocidos», Brecha, 10-V-19). Sus dichos suponían un reconocimiento expreso de que, por esos días, violentaba el artículo 77 de la Constitución, ya que por su cargo estaba impedido de hacer política.
Para el libro, Manini Ríos aseguró: «La propuesta inicial del nombre la doy yo estando en actividad y yo elegí la primera bandera de Artigas para que nos representara». Según confirmó, los primeros esbozos del novel partido surgieron en noviembre de 2018, tras una reunión con amigos, todos militares, hoy vinculados a CA, en la que se empezó a hablar de su más que probable inminente destitución, y de formar un partido.
Esto derivó en recorridas por el interior del país, para reunirse con algunos retirados del personal subalterno, quienes fueron «el núcleo duro» de la recolección de firmas para inscribir el partido ante la Corte Electoral. El planteo para lograr la firma de los soldados era claro: «Para que Manini sea candidato». El excomandante en jefe dijo que «prácticamente no participaba» de estos encuentros porque aún estaba en funciones, y que, si trascendía, sería «un escándalo».
Las revelaciones de Manini Ríos fueron hechas en agosto de 2023, cuando el libro estaba próximo a ingresar a imprenta, explicó Amado. Por esos días, comenzaban a darse los primeros esbozos en algunos sectores cabildantes de promover una figura alternativa al actual líder partidario, y también relatos contrapuestos sobre el origen de la formación.
Quien aparece como promotor de esta idea es el coronel retirado Eduardo Radaelli, principal referente del sector Espacio de los Pueblos Libres y uno de los ideólogos de la creación de CA. El militar encabezó un acto en Paso de los Toros (Tacuarembó), en el que oficializó el sector, y dejó plantada la idea de impulsar otra candidatura. Por eso, dentro y fuera de CA consideran que las revelaciones del general en el libro de Amado parecen destinadas a la interna, en un intento de recordar quién manda. «Cada quien puede decir o pensar lo que quiera, pero hoy, rotundamente, claramente, no hay ningún candidato alternativo al senador Manini», apuntó una fuente partidaria.
ALINEADOS
El diputado Eduardo Lust siempre se presentó como un orejano, pero solía estar en primera línea de defensa parlamentaria de las posturas cabildantes en diversos temas, como en sus críticas al funcionamiento de la Fiscalía General de la Nación. Pero después de meditarlo por unos meses, Lust –de origen blanco– decidió abandonar CA y fundar su propio partido.
Días atrás, el legislador dijo que con su salida le hizo un favor a Manini Ríos. Para Lust, CA es un proyecto de una persona y verticalista, en el que la autoridad del general es indiscutible: «Manini tiene un proyecto personal de él, y tiene una idea de gobierno, que es legítima, y no puede tener dentro de sus filas una persona que cada cuatro palabras que diga le conteste que no está de acuerdo».
«CA no estaba preparado para tener sectores internos, y en la marcha tuvo que adaptarse, pero cuando aparecieron los sectores, si bien en la letra chica son admitidos, en los hechos tienen dificultades. […] Es un partido que se ha volcado muy hacia la derecha», resumió Lust (Mvd Noticias, 6-XII-23). El alejamiento de Lust fue uno de los más sentidos dentro del partido, ya que era apreciado y consultado en distintos temas.
Al bucear por la interna partidaria, la emergencia de los sectores comienza a saltar a la vista. El más notorio es el Espacio de los Pueblos Libres, encabezado por Radaelli y con una fuerte impronta militar. Entre los referentes del sector están la expresidenta del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente, Rosanna de Olivera –esposa del coronel retirado Daniel Bonelli, quien fue director del Instituto Nacional de las Personas Mayores del Ministerio de Desarrollo Social–, y la diputada Elsa Capillera, que proporciona la dimensión de militancia social y barrial al sector. El objetivo del grupo es defender «los principios artiguistas, adaptados al siglo XXI», dijo Radaelli (Búsqueda, 24-VIII-23).
También aparece el sector «de los diputados», que alineó a seis integrantes de la Cámara Baja: Martín Sodano, Rodrigo Albernaz, Nazmi Camargo, Rafael Menéndez, Carlos Testa y Wilman Caballero. Este agrupamiento se inscribió en la Corte Electoral bajo el nombre Adelante, lo que derivó en un diferendo jurídico-electoral con el dirigente neopentecostal Carlos Iafigliola, de la Lista 252, del Partido Nacional, cuyo sector tiene el mismo nombre. Quien tenía aspiraciones de lanzar su sector era la senadora y exministra de Vivienda, Irene Moreira, esposa de Manini. Pero sus movimientos iniciales quedaron por el camino. Sin embargo, dirigentes cabildantes consideran que el sector de Moreira se cristalizó con el de los diputados, quienes «responden a la línea de mando» del partido.
En las últimas horas surgió la Columna Lealtad y Unidad, encabezada por el presidente de CA, Guillermo Domenech, que tendrá alcance nacional y buscará posicionarse como la base de apoyo del liderazgo de Manini. También estaría en ciernes una cuarta corriente «en defensa de los valores cristianos», cuya referente es Lorena Quintana, directora del programa de adicciones del Ministerio de Salud Pública, cuyo objetivo es competir por el voto evangélico con el Partido Nacional (Búsqueda, 14-XII-23).
Mientras estos alineamientos se producen, en la interna aguardan saber que hará el ministro de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Raúl Lozano, hoy subsumido en la gestión de la cartera. Lozano es percibido por algunos de sus correligionarios como el precursor del «antimaninismo», por sus diferencias políticas con el líder, en particular, en su relación con el resto de los socios de la coalición multicolor (véase «Heridas expuestas», Brecha, 7-VII-23). «Tiene un perfil más contemplativo, más conciliador, de mejor vínculo con la coalición», confiaron fuentes políticas al semanario. Eso quedó de manifiesto durante el debate sobre la reforma de la seguridad social, pero también cuando la mesa política cabildante analizó abandonar la coalición de gobierno; Lozano fue uno de los principales voceros sobre la necesidad de permanecer aliados.
La irrupción de distintos sectores, no obstante, no deja a todos conformes. «Son pan con pan», resumió un dirigente. De acuerdo a su visión, CA carece de un sector «de derecha de verdad», liberal desde el punto de vista económico y conservador desde el punto de vista social, que permita incorporar personas alineadas con el herrerismo ortodoxo o afines al exsenador colorado Pedro Bordaberry. «Hoy CA es de derecha, pero hay un nacionalismo importante, no una línea liberal, que no quiere decir libertario. Eso no es lo que está ni lo que se está armando», interpretó.
JUNTITOS
Las llamadas del presidente a los ministros Lozano y Rando fueron reconocidas por los propios involucrados. Incluso, la ministra de Salud Pública aseguró que mantener el veto presidencial al controvertido proyecto era «lo más conveniente». La llamada del mandatario generó molestias, ya que suponía hacer un bypass a la figura de Manini Ríos: el contacto no era por un asunto de gestión de los ministerios, sino un cuestionamiento netamente político hacia el partido.
El tema no fue analizado aún por la mesa política ni por la bancada cabildante, pero se estima que se abordará en breve. En principio, la idea es quitarle dramatismo a lo que pasó, ya que se entiende que el presidente «no intentó meter una cuña» en la interna partidaria, y que en CA existe una concepción clara de que una cosa es el Poder Ejecutivo y otra el Poder Legislativo. Sin embargo, la principal interrogante entre los dirigentes es saber cuál fue «el tono» del mandatario en esa conversación y si incluyó algún reproche a la actividad legislativa de CA.
En este sentido, en filas cabildantes entienden que, a diferencia de otros partidos, CA tiene una fuerte impronta legislativa, por lo que el peso de las decisiones está en el Parlamento: «La autoridad política está sentada en una banca». Esto no sucede con el resto de los socios de la coalición, que tuvieron a sus referentes incorporados a la gestión en el Poder Ejecutivo, por lo que sus legisladores se convirtieron en defensores de las políticas que salían de sus respectivas carteras.
Esto fue refrendado por el propio Manini Ríos cuando se suscitó la polémica por la llamada del presidente: «Desde el primer día los legisladores de CA han actuado [en forma] independiente. Han actuado con total independencia de criterio más allá de lo que viniera firmado desde un Consejo de Ministros o desde el Poder Ejecutivo». Además, aseveró que «los ministros de CA tienen el respaldo político de CA» (Radio Sarandí, 7-XII-23).
En este contexto, las principales figuras cabildantes comienzan a pensar en octubre de 2024, teniendo en cuenta que repetir el resultado de la última elección (unos 270 mil votos) sería un logro en sí mismo, pero con el objetivo de crecer y consolidarse como un socio importante de otra hipotética coalición de gobierno o, incluso, ser un fiel de la balanza de un eventual gobierno del Frente Amplio sin mayorías parlamentarias.