Los rincones de la memoria - Semanario Brecha

Los rincones de la memoria

En El Galpón: “El padre”.

No demasiado a menudo, el cine o el teatro posan su mirada en personajes de la tercera edad. Así lo hizo el veterano Clint Eastwood en la reciente película La mula, con un toque de ironía. En El padre, el novelista y dramaturgo francés Florian Zeller apuesta a seguirle los pasos a Andrés (Julio Calcagno), un anciano cuyas actitudes son testimonio de un deterioro mental que se traduce en confusiones y olvidos. La situación se pone cada vez más difícil, y los familiares comienzan a pensar en internarlo.

Zeller se preocupa en afinar el enfoque de la anécdota para que dependa casi por entero de lo que dice y hace el tal Andrés. El autor no pierde nunca de vista a su protagonista a lo largo de una puesta que crece al compás de una sucesión de escenas de breve duración, que muestran sus progresivos traspiés. Un mérito especial de Zeller es el de conseguir que el espectador, más allá de la comprensión de la historia y de quienes la animan, llegue a identificarse con Andrés, quien, además de querer salirse siempre con la suya sin dar el brazo a torcer ni aceptar errores propios, riñe a viva voz con quien se cruza en su camino. Esa identificación logra la comprensión de una figura que muestra trazos reconocibles de algunos seres que nos rodean en la vida familiar, en el barrio, en la calle.

Sin estridencias ni subrayados, la versión que dirige Héctor Guido tiene gran agilidad y desgrana las secuencias con precisión. Los cambios en los objetos que rodean a Andrés ayudan a entender el paso del tiempo y el progreso del mal que lo aflige. La ambientación de Nelson Mancebo, la escenografía de Dante Alfonso y Margarita Grasso, y los compases de la banda sonora de Pierino Zorzini contribuyen con acierto a que las transformaciones exigidas por el texto afloren con puntualidad, de modo que la platea pueda captar dónde se halla Andrés y quiénes se encuentran a su alrededor. La expresiva continuidad del asunto, que Guido obtiene con un bien asumido control de todos los elementos en juego, cuenta asimismo con la carta fundamental de la soltura del elenco que integran Alicia Alfonso, Claudio Lachowicz, Elizabeth Vignoli, Marina Rodríguez y el mencionado Zorzini, compartiendo caracterizaciones intrigantes en torno a un espléndido Calcagno que, desde el comienzo, le inyecta a su Andrés una enorme humanidad. Todos sus rasgos, algunos farsescos, cuentan, si no con la aprobación de los asistentes, con el debido entendimiento de que esa figura que observamos sobre el escenario resulta también, nada más ni nada menos, que uno de nosotros. En la larga lista de interpretaciones inolvidables del actor de La empresa perdona un momento de locura, se agrega la de este padre tan doloroso y próximo.

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