Luego de ser nombrado Charles Louis Napoleón Bonaparte como Napoleón III, y cuatro años después de la revolución de febrero, Marx escribe: «Las revoluciones proletarias […] se entregan constantemente a la autocrítica e interrumpen en reiteradas ocasiones su propio curso. Vuelven a lo que en apariencia ya se ha consumado para comenzar una vez más la tarea. Con inmisericorde exhaustividad, se burlan de los aspectos inadecuados, débiles y lamentables de sus primeros intentos; aunque parecen dar por tierra con su adversario, no hacen sino dejarlo cobrar nuevas fuerzas y volver a levantarse frente a ellas, más colosal que nunca; retroceden una y otra vez frente a la inmensidad indeterminada de sus propias metas».1
Este grueso tomo de Enzo Traverso supone un análisis detallado de cada una de las...
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