«Manejen mi nombre» - Semanario Brecha
Con Patricia Ayala, posible candidata a intendenta de Artigas por el Frente Amplio

«Manejen mi nombre»

Ya le tocó ocupar el sillón municipal entre 2010 y 2015. Luego fue senadora y se mudó al sur, pero afirma que no ha perdido contacto con el departamento del norte, al que va dos veces por mes. Hace pocos días le confirmó a un viejo militante local –amigo íntimo de José Mujica– que habilitaba a que su nombre se manejara como candidata para mayo próximo. En entrevista con Brecha, repasa viejos y nuevos proyectos para uno de los departamentos con menos desarrollo del país, calibra el peso de los casos de corrupción y afirma que su partido tiene chances en mayo.

héctor piastri

—¿Cuánto hace que está viviendo en el sur del país, concretamente en El Pinar?

—Me mudé cuando todavía estaba en el Senado y mi actividad semanal era bastante ardua, en la legislatura 2015-2020. Además, mis hijos estaban acá también. Antes de las internas del Frente Amplio [FA] en 2016, tomé esa decisión bastante personal que comuniqué a mi sector político [el Movimiento de Participación Popular].

—¿Cuál ha sido su actividad política en los últimos años?

—A nivel personal, desde que salí del Senado, no estoy trabajando como fonoaudióloga [es su profesión]. Me formé en la Gestalt y estoy trabajando como terapeuta. En cuanto a la militancia política, formo parte del comité de base Sudestada de El Pinar. Ahí estoy en la militancia a full porque es un comité superactivo. De hecho, lo llamamos también Casa del Vecino y la Vecina porque además de las actividades políticas hay actividades sociales, gimnasia, pilates, danza, en algún momento hubo talleres de costura, hay una biblioteca, una cuerda de tambores que ensaya ahí. Ahora estoy contenta porque tuvimos una muy buena votación en la zona. Y más allá de que milito allí, en esta campaña electoral en Artigas también hice algunas barriadas.

—¿O sea que estuvo yendo a Artigas?

—Yo voy periódicamente, por lo general dos veces al mes, porque tengo a mi hija, mis dos nietos y mi compañero viviendo allá. No he perdido el contacto.

—A nivel porcentual, Artigas estuvo arriba en la lista de los departamentos en los que la coalición de gobierno perdió más votos en noviembre, aunque el triunfo del Partido Nacional [PN] fue holgado. ¿Cómo evalúa el panorama que dejaron las últimas elecciones?

—Si vamos a octubre, el FA creció de forma importante en su votación. Para mí fue relevante haber ganado en Bella Unión nuevamente, que era un bastión frenteamplista y se había perdido en la elección anterior. Después, si vamos al balotaje, también el Frente aumenta de forma importante su votación y la sumatoria de la coalición vota bastante menos que en octubre. Esto no solo se dio en Artigas, sino también en Rivera y en Cerro Largo, los tres en la frontera con Brasil. Fueron de los que tuvieron mayor transferencia de votos a nivel porcentual. Por supuesto que haber ganado 12 departamentos en octubre nos da una impronta y una perspectiva, si miramos a mayo, que es importante y genera un entusiasmo que tiene otra base de sustentación.

Para ir más allá de lo numérico, fue muy quieta esta campaña en Artigas comparada con la movida que hubo en elecciones pasadas, sobre todo en el PN. Anteriormente era impresionante el movimiento, no solo de autos, de banderas, de locales, sino también de delegados en las mesas de votación. Este año estuvieron bastante menguados. En lugar de tener diez delegados en las mesas de votación, había uno o dos compartiendo las mesas. Quizá mucha gente diga: «¿qué tiene que ver esto?». Es un termómetro para quien desde el pueblo lee estas cosas.

—¿Cree que impactó el caso de corrupción con las horas extras en la intendencia?

—No solo ese caso departamental. También los nacionales. Creo que hubo una conjunción de actores en estos hechos de corrupción y sí impactaron. Y es evidente que las cuestiones locales impactan muchas veces con una impronta importante. Nadie en el territorio es omiso a lo que pasó en la Intendencia de Artigas, con condenas judiciales.

—¿Qué expectativas tiene para mayo?

—Yo veo al Frente con posibilidades de mejorar mucho y te diría que hasta de ganar. Tengo un docente que siempre dice que, así como a veces cuando leemos hay letras en negrita, hay que escuchar y mirar en negrita. Y si escuchamos y miramos en negrita eso se percibe, se ve. Me dirás: «¿hay datos científicos?». No, eso lo dan las encuestadoras, pero saliendo a la calle empezás a ver, y más si venís de muchos años de militancia en el territorio.

—¿Va a ser candidata a intendenta?

—Hay un compañero de mi sector que hace mucho me viene preguntando si puede manejar mi nombre, y hace muy pocos días le dije: «Mira, sí, manejen mi nombre». Porque en realidad en Artigas ya se está manejando, y a él, que me viene preguntando hace tanto, ¿le iba a decir que no? Hay una movida, una receptividad de la gente, un pronunciamiento de vecinos y hoy también de sectores dentro del Frente sobre la posibilidad de que yo sea candidata. Ahora tiene que definir mi sector, si quiere, si no quiere, qué va a hacer y de qué manera. Y como me considero orgánica, lo que decida para mí va a estar bien.

—¿Se puede saber quién es ese compañero?

—¿El que me preguntó? Sí, claro, Pinduca le decimos allá. Ramón Camilo Ferreira. Es un compañero de toda la vida. No estuvo preso en la época de la dictadura porque era menor, pero estuvo en el hogar de varones en aquel momento. [Pinduca estuvo sentado entre José Mujica y Lucía Topolansky el 1 de marzo de 2010, cuando asumieron como presidente y vicepresidenta, respectivamente (Portal 180, 6-III-10).]

—¿Y ha tenido contactos a nivel de la dirigencia nacional sobre su candidatura? Me refiero a Mujica, a Alejandro Sánchez…

—No, no hemos hablado de esto porque nos parece que el primer paso es a nivel local y a los compañeros que están hoy, digamos, «en la vanguardia» a nivel departamental será a los que les corresponda compartir con los compañeros a nivel nacional.

—¿Cree que no haber vivido en Artigas en los últimos ocho años la puede perjudicar a nivel electoral?

—Eso solo viviendo la experiencia se va a saber. Al estar por allá, no lo vi tanto. Pero no te puedo decir qué va a pasar.

—¿Cree que Valentina dos Santos finalmente va a ser candidata?

—Depende de muchos factores. Hasta enero está imposibilitada por la Justicia y luego dependerá de si el PN la va a apoyar o no, si va a habilitar o no su candidatura. Pero no lo puedo saber. Su voluntad sí estuvo y está, aunque en estos días después de las elecciones no se la ha escuchado mucho.

—Si ella es candidata, ¿es favorita?

—En este momento no sé.

—¿Por dónde cree que debería ir el camino de desarrollo en materia de empleo y economía en Artigas?

—El desarrollo es un tema que para mí es primordial en el departamento. Cuando salís, el tema del trabajo es de los primeros que te transmite la gente. Después puede que en una encuesta o en una consulta no salga como primordial, pero si salís a la calle es lo primero de lo que te hablan. Por otro lado, a nivel departamental el tránsito es un relajo. Hay cero control. También los ruidos molestos son un problema. Y la economía del departamento por supuesto siempre fue un tema. Sabemos que llega determinada época del mes y es un drenaje importante hacia la ciudad vecina de Brasil. Es notorio cada vez que vas a Quaraí y ves las cosas nuevas que hay, cómo se ha desarrollado, cómo ha crecido la ciudad, y ves que en Artigas eso no ha pasado. Cuando yo estaba en la intendencia, durante tres años se llevó adelante la elaboración de un plan estratégico de desarrollo departamental al 2025, teniendo en cuenta que estábamos en el período 2010-2015. En ese plan se estipularon varias líneas y fue un proceso muy participativo tanto en lo territorial como en la composición social. Desde el vecino de Topador hasta el arrocero que tiene más plantación de arroz y los ganaderos participaron, y pudimos buscar ese encastre para discutir la visión de todos y definir qué proyectos impulsar primero, cuáles después. Hay todo tipo de iniciativas y, si vas a verlo, el plan está tan vigente ahora como entonces para llevarlo adelante.

—Y a grandes rasgos, ¿qué ideas plantea?

—Lo que quedó en Artigas funcionando y lamentablemente lo cerraron fue la microdestilería de etanol que iba a preparar el alcohol a partir de la plantación de boniato blanco. En eso trabajamos junto con ALUR, la intendencia, el Ministerio del Interior [MI] –participaban privados de libertad– y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación. La idea era mezclar ese alcohol con los combustibles en vehículos del MI y de la intendencia. Era una flota cautiva y le dabas cabida a productores pequeños de la zona de influencia de la planta, algunos trabajos en la planta industrial y también trabajos no centralizados, como el de transportistas, por ejemplo. Nosotros llegamos a probar el alcohol en máquinas y camionetas y fue excelente el resultado. O sea que era viable. Lo que lamento mucho es que eso se cerró y no se siguió trabajando con los productores. También habíamos empezado una planta pasteurizadora. En el sur se conocen otras cuencas lecheras, como la de Florida, pero allá tenemos una lechería de basalto. Entonces, es bastante menguada la producción si comparamos con otras zonas del país. Pero ahí habíamos hecho una conjunción de los lecheros de Artigas, de Bella Unión, de la colonia Eduardo Acevedo, de Tomás Gomensoro. En aquel momento estaban pidiéndonos para sumarse también los productores de Salto porque Indulacsa estaba cerrando. Desde que salí de la intendencia y asumió la nueva administración, eso está cerrado. Habíamos hablado con la cooperativa Coperleite, que en aquel momento enviaba su producción a la empresa Elege, de Río Grande del Sur, sobre la posibilidad de enviar leche fluida pasteurizada a Quaraí, en la perspectiva de que el desarrollo del departamento no se haga solo mirando al puerto de Montevideo, sino de empezar a abrir las miradas al norte, a la región. Habíamos trabajado también en lo turístico con lo que es la triple frontera, porque somos el único departamento que tiene una triple frontera en el país. Y por supuesto que hay mucho para hablar de lo que es la producción minera. Ahí hay un potencial con mucha gente que trabaja no solo en las minas, sino en los talleres, y hay que ver de qué manera se puede apoyar al sector para que pueda crecer más. En lo ganadero, hay uno o dos trabajadores cada muchas hectáreas. Pero hay que empezar a ver más salidas para Artigas, como la vid o el olivo, en los que ya hay algún proyecto. 

«Todavía se necesitan leyes de paridad»

—Fue la primera diputada mujer electa por Artigas. A la luz de los resultados de las elecciones, ¿cómo ve la composición de las cámaras a nivel de género?

—En el género siempre estamos más rezagados, pero vengo de un sector en el que no hemos tenido mayores problemas con la integración. Más allá de que no ha sido paritario, las mujeres siempre tuvimos lugares de relevancia. Después vino la ley de cuotas, que algunas la apoyamos porque nos parecía importante para el momento. Vamos avanzando, pero todavía al país le falta un tiempo para madurar estas cosas y entender que las mujeres podemos estar ahí, ser muy responsables y muy criteriosas a la hora de asumir responsabilidades, y que no tenemos que probarle nada a nadie.

—¿Está de acuerdo con la ley de paridad de género que se propuso en esta legislatura?

—Yo creo que las cosas suceden porque todavía hay una necesidad en el contexto de que así sea. A mí me encantaría que no existieran leyes de este tipo para que las mujeres pudieran estar en los lugares de responsabilidad y también me encantaría que una vez que salen electas no las muevan o que quien asuma en su lugar sea una mujer. Porque eso se da mucho, se asumen las suplencias y queda todo desordenado otra vez.

—¿Le parece que puede haber algunos nuevos protagonismos femeninos en el Frente, por ejemplo, en esta nueva conformación?

—Y sí, siempre surgen. De mis compañeras más jóvenes, Bettiana [Díaz] me parece un puntal. 

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