Antes que en Río de Janeiro o en San Pablo, el realismo crítico urbano –dice Ángel Rama– se expresó en la narrativa de Dalton Trevisan, quien siempre vivió en Curitiba.1 Se podría moderar ese juicio ya que, en el siglo XIX, en considerable número de novelas y algunos cuentos, Aluísio Azevedo había construido la literatura naturalista con varias historias localizadas en Río; cierto es, también, que pronto se impondría el realismo implacable de Rubem Fonseca, aunque su primer libro (Os prisioneiros) salió en 1964, el año del golpe de Estado. Trevisan, nacido un mes y unos días después que Fonseca, se había estrenado con Novelas nada exemplares (1959), ya había difundido en traducción algunas páginas de Marcel Proust, André Gide y Franz Kafka en su revista Joaquim (1946-1948) y en ese 1964 pu...
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