Million Dollar Tenfield - Semanario Brecha
La AUF y Tenfield negociarán la prórroga del contrato de derechos de televisión

Million Dollar Tenfield

Un informe presentado por la Asociación Uruguaya de Fútbol el lunes pasado evidenció que el fútbol uruguayo factura unos 47 millones de dólares libres de impuestos. La cifra, que ingresaría a las arcas de Tenfield por la comercialización de los derechos televisivos, dista mucho de los 17 millones de dólares que los clubes reciben en contrapartida. A pocos meses de la finalización del vínculo contractual, ambas instituciones comenzarán a negociar la prórroga del contrato, en medio de un clima de división interna entre los clubes y con una denuncia penal sobre la mesa.

Ignacio Alonso, presidente de la AUF. Focouy, Dante Fernandez.

Uno de los argumentos más sostenidos para justificar los magros ingresos económicos del fútbol uruguayo estaba asociado al valor comercial del producto y al poco mercado disponible. Según esta idea, los
3 millones de uruguayos, el público cautivo, no sería suficiente para que las empresas paguen por los derechos de televisación cifras similares a las que se registran en otros países de la región, como Chile. Desde que este tipo de derechos se comercializan ha habido algunas pruebas que refutan esta hipótesis. En primer lugar, estudios de mercado encargados por la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y proyecciones hechas por consultoras de medios daban señales de que los precios por los derechos de televisación podían ser más altos. En segundo lugar, los nuevos contratos por los derechos de televisación, imagen y patrocinio de la selección uruguaya confirmaban que durante muchos años el precio del producto estuvo subvalorado.

La refutación final a la hipótesis de que el fútbol uruguayo está condenado a ser pobre se dio el lunes pasado, día en que la AUF presentó a los distintos estamentos del fútbol un informe de la consultora Ernst & Young sobre el mercado del deporte más popular del país. Lamentablemente, a pesar del interés público de esta información, el documento elaborado por la empresa tiene, por contrato, carácter confidencial, por lo que no ha circulado públicamente ni se distribuyó entre los integrantes del congreso de la AUF que participaron en su presentación en la sala Mario Benedetti de la Torre de las Telecomunicaciones. La reserva fue tal que los periodistas que asistieron a cubrir el evento no pudieron ingresar. A pesar de todo este dispositivo que cubría el asunto con cierto manto de misterio, luego del evento varios asistentes e integrantes del Ejecutivo de la AUF dieron algunos detalles sobre las características del informe. Uno de los temas más jugosos era el valor comercial del fútbol uruguayo: cuánta plata se factura por la venta del producto.

El estudio concluyó que anualmente el fútbol uruguayo genera 65 millones de dólares por la venta de los derechos televisivos. Si se le descuentan los impuestos, la cifra se acerca a los 47 millones de dólares. Pero ¿de dónde surge este número? Matías Pérez, integrante del Comité Ejecutivo de la AUF en representación de los grupos de interés (jugadores, entrenadores y árbitros), explicó a Brecha que esta cifra se construyó a partir de los distintos contratos con los proveedores de televisión para abonados, servicios de streaming, venta de publicidad y betting rights, es decir, el pago por derechos que realizan las casas de apuestas.

Pérez señaló que este estudio «no es una expresión de deseo, sino una foto de la facturación que, se entiende, se genera hoy». La aclaración del origen de los datos presentados echa por tierra algunos comentarios discordantes, principalmente del grupo de clubes más cercanos a Tenfield, que han argumentado reiteradamente que los valores de ganancia asociados al producto son supuestos, por lo que no estaría claro qué empresario se arriesgaría a hacer una inversión muy superior a la actual a ciegas.

Por el usufructo de los derechos de televisación del fútbol la empresa de Francisco Paco Casal abona unos 17 millones de dólares a los clubes de la primera y la segunda división, que se dividen según criterios de ponderación establecidos previamente. Este dato permite inducir que la diferencia entre el costo del producto y los beneficios de facturación, sin impuestos, es de 30 millones de dólares. Este escenario es visto con buenos ojos por el oficialismo y otros actores de la AUF, ya que permitiría un margen de maniobra para negociar una importante mejora en el contrato por estos derechos, que finaliza el próximo 31 de diciembre.

LA PRÓXIMA JUGADA

Después de algunos intentos infructuosos, un mail de la AUF obtuvo respuesta de Tenfield. En los últimos dos meses, la empresa propietaria de todos los derechos de televisación y comercialización del fútbol profesional había esquivado los convites del Comité Ejecutivo para negociar una prórroga del contrato firmado en 2015. Pérez apuntó que este organismo es el único interlocutor válido para negociar estos derechos y que si se arriba a un acuerdo antes del 30 de junio, deberá ser llevado al Consejo de Fútbol Profesional para su aprobación. Si las negociaciones con Tenfield no llegan a buen puerto, la AUF deberá hacer una llamado a licitación para adjudicar los derechos a partir del año 2026. En este caso podrían aparecer nuevos competidores para la empresa de Casal. Búsqueda informó (23-III-25) que las empresas estadounidenses TNT y Directv estarían interesadas en hacerse con estos derechos.

Los caminos de la AUF y Tenfield están mancomunados desde 1998. Durante estos 27 años los derechos de televisión fueron renovados consecutivamente con un mínimo de cinco años de antelación al vencimiento. Lo que sucede en la actualidad (que a falta de ocho meses para el vencimiento del contrato aún no haya un acuerdo para la prórroga ni una oferta formal, más allá de que informalmente se hayan manejado distintas cifras en los últimos años, la más reciente cercana a los 30 millones de dólares) podría decirse que es una rara avis. A lo largo del tiempo el vínculo de esta sociedad comercial estuvo marcado por un manto de opacidad. En la génesis del acuerdo, Tenfield se hizo con los derechos de televisación por diez años abonando una cifra total de 50 millones de dólares. No obstante, esta oferta no fue la más alta que se recibió en aquel entonces. La empresa Bersabel SA, asociada en ese momento a la marca Torneos y Competencias, propuso pagar 82 millones de dólares, pero la AUF decidió optar por la oferta de Casal. Tres años después, en 2001, el contrato se renovó por primera vez. En diciembre la selección uruguaya volvió a clasificar a un campeonato mundial luego de 12 años. Durante la celebración del emotivo triunfo frente a Australia en el repechaje, el tablero electrónico del estadio Centenario acompañó el festejo con la frase «Gracias, Paco», que daba cuenta del rol que ocupaba el empresario en el fútbol local. Al año siguiente Casal fue un espectador de lujo desde el banco de suplentes del debut de los celestes en el mundial de Corea y Japón, al igual que había sucedido en 1990. La influencia de Casal en la AUF era muy grande y tenía su origen bastante tiempo antes de que su empresa se hiciera con los derechos de televisación. Se remontaba a sus inicios como representante y contratista de los futbolistas más importantes de Uruguay, que desarrollaban su carrera en Europa. Con el paso de los años, esta incidencia en la asociación se vio mermada producto de la pérdida en las negociaciones por los derechos de imagen de la selección uruguaya y por los cambios introducidos en el estatuto de la AUF, que otorgaron representación a nuevos actores institucionales y cambiaron el ecosistema de poder a la interna de la institución.

Hay quienes argumentan que elvisto clavado inicialmente por Tenfield a los mails de la directiva de la AUF se sustentaba en la especulación de que la Liga de Fútbol Profesional, una organización creada el Consejo de Fútbol Profesional y promovida por clubes afines a Tenfield, se constituiría como el interlocutor válido para negociar los derechos televisivos, una situación que favorecería los intereses de la empresa. Sin embargo, el escaso reconocimiento de este organismo, registrado en el Ministerio de Educación y Cultura, pero sin el necesario acuerdo de la AUF ni la FIFA para su funcionamiento, parecería haber hecho cambiar el rumbo en las negociaciones, a pesar de que recientemente un grupo de clubes presentó un reclamo ante el tribunal de arbitraje deportivo para dirimir la validez o no de la liga.

Esta situación se da en un momento caracterizado por el enfrentamiento entre los clubes que grosso modo se pueden identificar como pro-Tenfield, por su manifiesta voluntad de negociar la renovación del contrato –Peñarol y la gran mayoría de los clubes que funcionan bajo el formato de asociaciones civiles–, frente a los que se hallan más alineados con el presidente Ignacio Alonso –Nacional y la gran mayoría de las sociedades anónimas deportivas–. Tal es el nivel de enfrentamiento que, en agosto de 2024, un grupo de 12 clubes de los identificados con la empresa de Paco Casal presentó una denuncia penal contra el anterior Comité Ejecutivo de la AUF por adulteración de balances y desvío de fondos de la Confederación Sudamericana de Fútbol (véase «Cotas de poder», Brecha, 20-IX-24).

El caso es investigado por la fiscalía, que ya recabó los informes y los balances de la asociación y solicitó el levantamiento del secreto bancario de los denunciados. En esta instancia, la investigación está a la espera del informe contable que evaluará si existieron irregularidades y falta de dinero, dijo a Brecha el fiscal de Delitos Económicos Gilberto Rodríguez, a cargo de la causa. Para algunos dirigentes de los clubes más cercanos a la posición de la AUF, esta denuncia, así como la realizada ante el Banco República para cortar la línea de crédito de la asociación, son estrategias que buscan poner presión económica sobre los denunciados y allanar el camino para que tengan que negociar con Casal. La presión económica como estrategia ha sido un tema que históricamente han puesto sobre la mesa los detractores del modelo de Tenfield. Quienes están en esta posición alegan que Casal, en su rol de propietario de derechos de televisión y contratista, ha generado una relación de dependencia económica en una serie de clubes que, por dificultades financieras, acuden a Tenfield para obtener adelantos de fondos que luego son pagados con un apoyo monolítico para el mantenimiento de los negocios de la empresa.

POSIBLES APUESTAS

Las cifras presentadas guardan cierta relación con los datos que maneja el especialista en regulación de medios de comunicación Gustavo Gómez, que ha publicado en su cuenta de X al menos desde marzo. Solo por contratos con cableoperadores y transmisiones de streaming, Tenfield se embolsa unos 50 millones de dólares. Los números de Ernst & Young también permiten validar la información presentada el día anterior por Josema, el youtuber español del canal La Locura de Bielsa, que ha escalado en visitas en los últimos días y es tema de conversación en las emisiones deportivas de los medios locales de mayor audiencia.

El escenario en el que el fútbol uruguayo factura 65 millones de dólares fue calculado con base en las condiciones actuales de venta del producto, con un contrato que entrega toda la cadena de producción y la venta de transmisiones y de publicidad a una sola empresa. Con otras condiciones de adjudicación de los derechos que contemplen los cambios de comportamiento de consumo de las audiencias y una mejora en la calidad del producto, tanto en la competencia deportiva en sí como en las condiciones de los estadios y las canchas, el producto podría escalar a un valor de
85 millones de dólares anuales. «Los consultores sugieren que es más conveniente negociar en forma compartimentada los derechos, no en un paquete general, tratar de hacer valer uno a uno los distintos mecanismos», ilustra Javier Gomensoro, dirigente de Nacional, en diálogo con el semanario. Algunos aspectos de este tipo de propuestas podrían incluirse en la posible licitación que se abriría en julio, aunque el valor máximo de la estimación fue calculado para el caso ideal de que sea la AUF la que comercialice directamente los derechos, algo que solo podría gestarse si las negociaciones con Tenfield naufragan y la licitación se declara desierta.

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