Ocurrencias a mansalva - Semanario Brecha

Ocurrencias a mansalva

En La Cretina: “Asesinato de un presidente uruguayo”.

La convivencia de un dramaturgo y un actor que ensaya cierto texto da pie a un intercambio en el que aparecen referencias al asesinato del presidente Idiarte Borda, efectuado décadas atrás en el mismísimo Uruguay por un tal Arredondo. La información acerca del único magnicidio nacional queda, sin embargo, flotando alrededor de una platea, que, apagón mediante, se encuentra con que el tal dramaturgo y su actor, como por arte de magia, se convierten en dos matones contratados para llevar a cabo un misterioso operativo. A esa altura, el espectador ya se ha percatado de que el asunto se ha internado por los terrenos del teatro del absurdo, una opción que le abre el camino al autor y director Alberto Restuccia para disparar ideas repentinas, citas, comentarios y todo tipo de intrigas acerca del episodio mencionado. Restuccia, junto con el recordado Luis Cerminara, fundó el legendario Teatro Uno y abrió caminos para que el público local se acercara a autores tan originales, polémicos y apasionantes como Ionesco y otros ilustres acompañantes, entre los cuales siempre había lugar para los bienvenidos toques de absurdo.

El presente título fue dado a conocer en 1995, con el propio Cerminara y Tabaré Rivero como los protagonistas, que ahora encarnan Dennis Fernández, también a cargo de la asistencia de dirección, y David Falco, que interpreta su papel con la desenvoltura del caso. Ambos, sin duda, se las arreglan para hacerle frente a una propuesta que, a pesar de apuntar a variados objetivos –la relación de los personajes mencionados; el trabajo que, en principio, ambos preparan; los preámbulos de un repentino crimen–, se inclina por recordar palabras de gente como Jorge Luis Borges, a la vez que desliza los más que interesantes datos históricos sobre el asesinato del presidente. Por tales recodos, Restuccia –de manera prolija o desprolija, abrupta u organizada, puntual o impuntual– siempre tiene algo que decir o agregar. El hombre es un gran lector y, por cierto, un artista inquieto que no puede dejar de testimoniar su admiración por nombres como Harold Pinter, James Cain, Graham Greene, Cortázar y Hitchcock, y compañeros de ruta, como Cerminara. Todo eso lleva a que, en más de un momento, quien contempla el escenario no entienda muy bien qué diablos sucede allí. Pero esto último, como se sabe, tiene que ver con las leyes que a Restuccia le gusta imponer en sus obras. Si se aceptan sus reglas, la experiencia resulta refrescante: vale la pena dejarse llevar por sus ocurrencias y saborear todo lo que ha averiguado y descubierto a propósito de Idiarte Borda, Arredondo y unos cuantos personajes más.

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