EEUU: Crece la sindicalización en las megacorporaciones - Semanario Brecha
Crece la sindicalización en las megacorporaciones de Estados Unidos

Pasito a pasito

Mientras sube la popularidad de los sindicatos, nuevos núcleos gremiales logran triunfos decisivos en Amazon y Starbucks, dos firmas expertas en destruir la organización obrera.

Christian Smalls, dirigente del nuevo sindicato de Amazon, celebra, junto a los trabajadores de la empresa, el reconocimiento oficial del gremio. Afp, Andrea Renault

La entidad financiera global UBS, con raíces suizas, señaló la semana pasada que el mercado laboral estadounidense exhibe «un ambiente que no se ha visto por décadas» y que, «si bien es demasiado temprano para declarar que hay una tendencia a favor de la organización de gremios», las empresas bien harían en considerarla próxima.

Los sindicatos siguen siendo débiles en Estados Unidos, en parte debido a la globalización que desde la década del 70 ha eliminado empleos en el otrora poderoso sector industrial a través de la competencia de mano de obra barata en ultramar y en parte debido al ingreso masivo de las mujeres en el mercado laboral, que aumentó la disponibilidad de mano de obra local.

En 1980, el 21,5 por ciento de los trabajadores estaba afiliado a un sindicato. En 2020, solo el 10,8 por ciento de los trabajadores firmaba la tarjeta gremial. En el sector público, la afiliación ha disminuido del 36,7 por ciento al 34,8 por ciento. En cambio, en el sector privado, donde se han generalizado las changas, los subcontratistas, la tercerización, los «independientes» y los «emprendedores», la afiliación gremial ha caído del 16,8 por ciento al 6,3 por ciento.

En un país donde la afiliación sindical es tan escasa y donde generaciones de trabajadores han crecido sin siquiera saber qué es un gremio, el trámite es difícil y está lleno de obstáculos.

Primero, los organizadores deben recolectar las firmas del 30 por ciento de los trabajadores de un sitio de trabajo, antes de que puedan solicitar la presencia de la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB, por sus siglas en inglés), por medio de una votación en la que se decide si la mayoría de los empleados quiere la representación gremial.

Las patronales adversas al gremio, que tienen la experiencia y el respaldo de abogados especializados en impedir o destruir sindicatos, pueden ocultar la información exacta acerca de cuántos trabajadores están empleados en el sitio, y así aparecer con una plantilla más numerosa que la que los organizadores tuvieron en cuenta al recolectar las firmas.

EN LA ERA DE BIDEN

Ya en abril del año pasado el presidente Joe Biden creó un equipo de trabajo encargado de revisar las leyes y las políticas vigentes en el rubro y recomendar cambios para aumentar el poder de los sindicatos y la negociación colectiva.

De acuerdo con la NLRB, durante la primera mitad del período fiscal 2022 –esto es del 1 de octubre al 31 de marzo pasado– hubo 1.174 solicitudes de elecciones sindicales, un aumento del 57 por ciento en relación con la segunda mitad del período fiscal 2021. Esto representa un incremento sustancial de los promedios históricos y, si se mantiene el ritmo, se llegará al número más alto de peticiones en más de una década.

A comienzos de abril la NLRB dio aviso de otro posible cambio sustancial en la ley que reglamenta las campañas de organización gremial. Por décadas, los tribunales y la NLRB reconocieron como legítimo que las empresas se comunicaran con sus empleados acerca de la sindicalización. El argumento principal de las empresas ha sido, y sigue siendo, que el gremio es un intruso en la relación entre empleado y empleador, una entidad ajena o foránea, manejada por burócratas que tienen sus intereses políticos propios.

A menudo las patronales hacen esas reuniones, con asistencia obligatoria del personal, antes de la votación que decidirá si se funda un sindicato. En ellas, exponen la opinión de las empresas sobre los gremios. Ahora, la asesora legal de NLRB, Jennifer Abruzzo, indicó el 7 de abril en una declaración pública del organismo que buscará ilegalizar este tipo de reuniones con asistencia obligatoria de los trabajadores. El argumento es que esas reuniones violan el derecho de los empleados a no escuchar el discurso de la patronal.

«En estos momentos hay un crecimiento de la actividad sindical en todo el país, por lo que los trabajadores se organizan y presentan más solicitudes de elecciones que las hechas en los últimos diez años», afirmó Abruzzo.

Dado que el pedido de una elección gremial a menudo es el resultado de esfuerzos de organización que se han prolongado por semanas, meses y aun años, es muy probable que otras muchas campañas de agremiación estén en marcha y todavía no aparezcan en esta estadística.

LOS NUEVOS

Una encuesta de la firma Gallup, en setiembre, encontró que el 68 por ciento de los estadounidenses tiene una buena opinión de los gremios. Esto marca el nivel más alto de aprobación desde 1965 y contrasta con el punto más bajo de simpatía por los sindicatos, de un 48 por ciento de los encuestados, registrado en 2009. Por supuesto, la aprobación es más alta entre los demócratas (un 90 por ciento a favor de los gremios) que entre los republicanos (un 47 por ciento).

Gallup ha medido la opinión pública respecto a los sindicatos de forma periódica desde 1936 y anualmente desde 2001, y siempre ha sido mayor el nivel de aprobación que el de rechazo. Pero una opinión favorable no ha significado necesariamente una afiliación real.

En semanas recientes, dos grupos gremiales se anotaron victorias pequeñas pero importantes en Amazon y Starbucks, dos de los mayores empleadores del país. Los triunfos son mesurados, porque en Estados Unidos los gremios representan a los trabajadores en sus sitios de trabajo y no a lo largo de toda una empresa o industria.

Así, cuando los empleados del centro logístico de Amazon en Staten Island, Nueva York, aprobaron el 1 de abril la representación sindical, esta se limitó a los trabajadores de esa planta y no alcanza a los miles de otros hombres y mujeres que trabajan en condiciones difíciles en otros centros logísticos de esa megacorporación.

Chris Smalls, despedido de Amazon y ahora dirigente del Amazon Labor Union, dice que ya ha hablado con los trabajadores de otras 50 instalaciones de la empresa en diversas partes del país que quieren tener sus propias elecciones gremiales.

El resultado favorable a la agremiación en Staten Island ocurrió casi un año después del fracaso de un intento similar, promovido por el Sindicato de Minoristas, Mayoristas y Tiendas por Departamento, para organizar a los trabajadores en el centro logístico de Bessemer, en Alabama (véase «Contra los revientasindicatos», Brecha, 7-V-21).

El 22 de marzo, los empleados del local estrella de Starbucks en Seattle, Washington, en la mera capital del gigante del café, aprobaron organizarse gremialmente, mientras continúa la campaña para agremiar a los empleados de la cadena en todo el país. Las cifras son pequeñas: 38 empleados votaron a favor y 27 en contra, pero el episodio da aliento a los empleados de más de 200 locales de Starbucks que ya han presentado las solicitudes para una elección, según el gremio Starbucks Workers United.

Tal como en los casos de Amazon y de Starbucks, los empleados de Apple en la estación Grand Central de Nueva York han creado su propio comité organizador, independiente de otros gremios y de la central sindical estadounidense AFL-CIO, e iniciaron su campaña para reunir las firmas del 30 por ciento de los 270 empleados en ese sitio. Si tienen éxito, necesitarán el voto de más del 50 por ciento de los trabajadores para que el gobierno certifique su sindicato.

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