Un círculo de personas que incluía desde niños hasta adultos mayores rodeaba el fuego central. María avivaba las llamas mientras su esposo, Elio Verá, encendía una larga pipa, arrojando el humo que aspiraba de ella sobre la fogata y los instrumentos de música que tenía cerca: un tambor, una flauta y un palo de agua. Todo el grupo permanecía en silencio, contemplando el comienzo del ritual que ha recuperado esta familia de origen guaraní. Algunos caminantes que paseaban por el parque Rivera en la tarde del lunes feriado miraban al grupo con asombro y desde lejos. Verá pidió que cerraran los ojos. Caminando en torno al fuego hablaba sobre el dolor de la madre tierra, la Pachamama, por el daño que le hacíamos los humanos, y lo importante que era nuestra unidad y conexión para lograr el cambi...
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