Un periodista es alguien que lee para los demás, decía Maneco Flores. Maneco fue senador, fue ministro de Ganadería, fue entusiasta autor de obras de teatro (en El senado, el público podía intervenir si pedía la palabra; en Trastamara o el límite,una Muertea lo Bergman se distraía jugando al ajedrez). Pero sobre todo, y de principio a fin, fue periodista.
Escribió de joven contratapas en Marcha. Siguió en Acción, El País y El Día. Fundó Jaque de viejo (¡un viejo menor que yo ahora!).
Sus contratapas iluminaron años oscuros. Nos paseaba entre retazos de historia: recuerdos graciosísimos o trágicos. Cada una traía una denuncia de lo inadmisible («quien calla lo que ve lo consiente»), un impulso para ser mejores, para comprender más, para leer más.
Se hubiera vuelto loco de felicidad si hubie...
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