Este mediometraje documental1 (dura 52 minutos, por lo que no llega a ser un largo) está centrado en la figura de Marcel Keoroglian, murguista, letrista de candombe y músico, participante –a lo largo de su carrera– de murgas como Contrafarsa, La Gran Muñeca, Asaltantes con Patente y Saltimbanquis. Su participación en el audiovisual es como codirector junto a Germán Tejeira, uno de los cineastas más activos del cine nacional. La colaboración de ambos es de larga data. Keoroglian participó como actor en varias películas de Tejeira, tanto en sus cortos Gol (2004) y Matrioshka (2009), como en el largometraje Una noche sin luna (2014).
Se trata entonces de un proyecto para televisión que tendrá su difusión a través de los canales Tnu y Tevé Ciudad; Keoroglian, el protagonista absoluto, es un hilo conductor que debe de aparecer en el 90 por ciento de las tomas. Se ven escenas de su cotidianidad, en conversaciones con su mujer, con su psicólogo o con amigos; en plena labor como letrista de Los Saltimbanquis o en salidas a la rambla con sus hijas. El seguimiento supone momentos de acercamiento casual a una figura suelta, campechana y de indudable carisma. Los principales lineamientos narrativos son dos: por un lado, llega al protagonista un paquete con 19 discos de acetato con temas de distintos grupos de Carnaval, como Destapa el Tarro, Los Curtidores de Diablos y Los Muñecos de Quevedo, todos ellos grabados en la década del 40. Keoroglian, entusiasmado con semejante tesoro, intentará revivir esos sonidos de antaño. El título del documental refiere a la velocidad a la que giraban los primeros discos de gramófono (78 revoluciones por minuto), formato que fue el estándar hasta 1949. A partir de entonces comenzarían a sustituirse por los de 45 Rpm y 33 Rpm, y los de 78 quedaron definitivamente obsoletos en 1959.
Por otro lado, se desarrolla el arduo proceso creativo por el cual el protagonista se aboca a escribir las letras de Los Saltimbanquis, intentando adaptarse con ciertas dificultades a las exigencias de Enrique “Cachete” Espert, director de la murga. Estos lineamientos a veces son sumamente específicos (“Criticá un poco al viejo Mujica”, le pide, por ejemplo).
La propuesta es dinámica y va oscilando de un eje narrativo a otro, con un trabajo de montaje que logra un ritmo notable. En otros rubros técnicos, como fotografía, sonido y música, el trabajo también es sólido, y mucho de ese amor por los tablados expresado por Keoroglian se vuelve hasta contagioso. Lo que sí se echa en falta es una mirada mínimamente crítica sobre lo que representan Los Saltimbanquis, murga multipremiada que, aparte del talento de sus integrantes y de ciertos atributos musicales y escénicos es, además, una de las más cuestionadas, principalmente por su discurso tradicionalista, machista y profundamente reaccionario. La aparición de Espert, retratado en este documental como un superior exigente pero interesante y pintoresco, demuestra la aproximación funcional, acrítica y, en definitiva, celebratoria de aquellos sectores conservadores de la murga uruguaya.
- 78 revoluciones. Germán Tejeira, Marcel Keoroglian, 2018.