La participación de Elon Musk en la campaña de Donald Trump ha generado un profundo debate sobre la intersección entre poder económico y político. Este fenómeno no solo destaca por la magnitud de la influencia de Musk, sino también por las implicaciones ideológicas y sociales que conlleva.
Musk, figura emblemática de la innovación tecnológica y líder de empresas como Tesla, SpaceX y X (ex-Twitter), surgió como un aliado fundamental en la campaña de Trump (véase «El dinero no es todo», Brecha, 7-XI-24). Desde el comienzo no solo aportó cuantiosos recursos financieros, sino que también utilizó el total control sobre X para direccionarla como plataforma mediática de difusión y amplificación de cada uno de los mensajes y señales del candidato republicano. Musk envió decenas de millones de dóla...
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