En el comienzo de su carrera, Zadie Smith, protagonizó un acontecimiento literario inusual: un adelanto de su primera novela, “Dientes blancos”, desató un frenético tire y afloje entre las editoriales británicas más encumbradas. Finalmente publicada en el 2000, la novela fue un éxito de aristas peligrosas para Smith, quien, de no ser capaz de confirmar los venturosos augurios que se le prodigaban, corría el riesgo de convertirse en otra fallida promesa de la nueva narrativa británica. Hoy, casi dos décadas y cinco novelas después, Smith ha dado sobradas muestras de ser algo muy distinto a una promesa cumplida: una artista en plena búsqueda del límite de sus capacidades.
Dos niñas se conocen en los suburbios obreros del norte de Londres en 1982. Ambas son mulatas y viven en bloques de apart...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate