Hablamos de papeles que se creían extraviados, de inéditos recuperados que nos acercan a un Real de Azúa jovencísimo que lee y discute a Rodó. Hablamos de un par de viejos amigos que en su libro hacen posible una nueva mirada sobre dos de nuestros más grandes intelectuales.
Hace cuarenta años dos jóvenes estudiantes se cruzaban en los pasillos del Instituto de Profesores Artigas (Ipa). Ellos eran Óscar Brando y José Rilla.1 Ninguno tuvo como profesor a Carlos Real de Azúa (1916-1977), pero la sombra de su magisterio los alcanzó y en varias ocasiones se alinearon tras sus pasos. Brando trascendió como crítico literario, Rilla como historiador. En 2010 coincidieron en el archivo de Real de Azúa depositado en la Biblioteca Nacional. Ambos buscaban algo que concernía a los inicios del trabajo ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate