Sabemos que la curiosidad mató al gato, pero no sabemos dónde rascarnos cuando la curiosidad nos pica. Esto forma parte de la naturaleza humana: la curiosidad y saber más de los demás que de nosotros mismos.
Dice un estudio que las personas con mayor nivel de curiosidad disfrutan más de sus relaciones sociales, mientras que las menos curiosas encuentran más placer en actividades comunes, como la comida o el sexo. Es lógico que quien más disfrute comiendo sea la persona menos curiosa, nadie que quiera deleitarse con su plato necesita saber dónde estuvo antes el dedo del mozo que viene adentro del puré.
Con el placer sexual se puede aplicar la misma analogía, con perdón de la palabra.
Según la mitología griega, la primera mujer sobre la tierra fue Pandora. A ella la mandaron al mundo de los ...
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