A un año y medio de las elecciones de 2019, ya es una obviedad que el mapa político es muy distinto a aquel al que, a grandes rasgos, nos acostumbramos a partir de 2004. El Frente Amplio (FA) ya no es la mitad mayor del país. Los frenteamplistas necesitan darse cuenta de ese retroceso y buscar una estrategia para recuperar terreno. La autocrítica, entonces, necesita hipótesis sobre dónde se ha perdido terreno y en qué dirección habría que ir para recuperarlo. Se han propuesto básicamente tres. De la primera podríamos decir que se basa en la cuestión de la organización: diagnostica que el FA perdió terreno porque su estructura perdió capacidad organizativa y diálogo con los movimientos sociales. El «bloque social y político de los cambios» estaría herido, y reconstruirlo sería el primer pun...
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