Mientras los espectadores bajan al sótano para escuchar los comentarios y confesiones de Agamenón que regresa de la guerra de Troya, las espectadoras permanecen arriba en torno a una Clitemnestra que, según los hombres infieren de lo que cuenta el soberano, protesta a viva voz con respecto al sacrificio de Ifigenia que el primero cuenta haber decidido para evitar males mayores.
Al poco tiempo queda claro que los espectadores de sexo masculino no habrán de presenciar el monólogo de la reina, y las espectadoras tampoco tendrán oportunidad de reunirse alrededor de Agamenón. Unos y otras, sin embargo, se encontrarán luego arriba, asistiendo a un sofocado intercambio de palabras entre los personajes que se irá resquebrajando hasta culminar en forma abrupta. La ironía, la simulación y la hi...
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