El 3 de enero del año pasado, una muchacha a la que llamaremos Elena tomó el celular de su pareja y empezó a escribir un mensaje que despacharía simultáneamente a varios de sus contactos: «¡Amigooos! ¿Cómo están? ¡Espero que hayan arrancado divino el año!», empezó. Y añadió luego: «Si saben de alguien que quiera:», puso y añadió el emoji de una flor, calificando enseguida a las que ofrecía de «ricas, bonitas y baratas». «Son de mi cosecha con mucho amor», precisó. «Me avisan o pasan mi número. Gracias», terminaba.
Uno de los que respondieron fue más cauto. Le dijo que le escribía «por unas remeras verdes de 25», expresión que cualquiera que haya tenido contacto con el mercado ilegal de marihuana descifra inmediatamente: 25 gramos («el 25») es la unidad de venta más corriente. Pero a Elena ...
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