Ser o parecer - Semanario Brecha

Ser o parecer

Tres obras en cartel: Emergencias, Petróleo, Catch (seis relatos y una inteligencia artificial).

Catch (seis relatos y una inteligencia artificial).

Los pacientes de una clínica y quienes los rodean brindan, en ocasiones, imágenes tan contradictorias como aquellos que en suelo extranjero buscan riquezas sin reparar en los perjuicios que causan, o como quienes en un escenario teatral interpretan personajes que se conducen de manera inesperada. Tres puestas recientes se refieren a tan singulares detalles del comportamiento humano.

Emergencias (Espacio, sala 2) se compone de dos textos breves: Más allá de mis ojos, escrita y dirigida por Jorge Iglesias, y Dilema, de Jerónimo Ferrás Leite, también a cargo de la dirección. Ambos giran en torno a hechos que pueden ocurrir en un recinto hospitalario y tocan puntos tan significativos como la donación de órganos y las reacciones a veces imprevistas de algún paciente. El doble programa corre por cuenta de egresados y alumnos adelantados de la institución de la calle Mercedes, que utilizan el espacio del piso de arriba con tan hábil aprovechamiento como para saber descartar pausas que distraigan la atención del espectador. Las historias, simples pero contundentes, abren camino a la reflexión de una platea que no siempre se imagina cómo pueden cruzarse los caminos de los enfermos, sus allegados y el personal que atiende a los primeros. Karen Bernasquina, Melanie Portillo, Andrés C Leyún, Álvaro Buere, Mónica Bonini, Álvaro Lamas, Gabriela Umpiérrez Pérez y Carlos Scuro integran el elenco con prometedora solvencia.

Petróleo (El Galpón, sala Cero), del suizo-alemán Lukas Barfüss, dirigida por Bernardo Trías, observa el comportamiento de un matrimonio europeo y un par de siluetas cercanas que, de una manera u otra, dependen de los resultados de la búsqueda del vital elemento en suelo asiático. El autor lanza una mirada cruel sobre esos extranjeros que sólo piensan en ellos mismos –ambiciones y sentimientos personales incluidos–, sin prestarle, por ejemplo, mayor atención a la criada nativa que, de alguna manera, le sirve al espectador que contempla esa historia pequeña y cotidiana que teje indiferencias, desconsideración, egoísmo y avasallamiento, como una especie de espejo de la imagen de una historia mayor de potencias que explotan a los países subdesarrollados. Para la platea no resulta sencillo, sin embargo, advertir todo lo que antecede con la claridad del caso, a lo largo de un texto que da todo por sobreentendido, ahorrándose, además, suministrar la información que la platea debe reunir acerca de dónde, cuándo y cómo suceden los hechos que empujan a los cinco personajes a sobrellevar las circunstancias que el asunto intenta describir. Tales carencias llegan así a empalidecer los esfuerzos de la dirección a los efectos de brindarle verosimilitud a las siluetas que Gisella Marsiglia de María, Walter Rey, Marina Rodríguez, Hugo Piccinini y Silvia García tratan de recrear con la sensibilidad que ellas merecerían.

Catch (seis relatos y una inteligencia artificial) (Zavala Muniz), escrita y dirigida por Andrés Papaleo, desde los mismos créditos alude a una tal Hilda, quien al parecer llega a confundirse con el propio autor en una puesta cuyo título puede asociarse con la deportiva lucha del catch as catch can, desde el punto de vista de los actores que, en determinado momento, dejan de ser quienes son para encarnar a los distintos personajes de un espectáculo. De acuerdo a la forma imprevista en que los deportistas arremeten y caen por tierra, el trabajo de Papaleo presenta a sus ochos desenvueltos jóvenes actores y al bailarín Gonzalo Decuadro participando en situaciones que, de manera imprevista, dejan atrás para luego retomarlas, o no. Éstas aluden a las relaciones –tanto entre seres humanos como entre ¡androides!– y, por supuesto, al teatro, pero más que nada forman parte de un gran juego que el imaginativo Papaleo sabe armar con bienvenida agilidad. Dicho juego, cabe decir, atrapa la atención de la desprevenida platea.

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