Muy probablemente sin que mediara voluntad alguna, esta novela vio la luz cuando se cumplían los 150 años del nacimiento de Isidore Ducasse, alias conde de Lautréamont, autor de Los cantos de Maldoror, montevideano y troyano, personaje semi teratológico, cuyo nacimiento fabuloso Troya blanda adelanta dos años y cuya gestación prolonga a uno, favoreciendo así que su concepción coincida con el inicio del sitio de Montevideo, con ese sitio inaudito que fue Montevideo en aquella mitad del siglo XIX.
Porque, se sospechará, el nombre Troya blanda refiere al título Montevideo o la nueva Troya, novela que por aquellos años de épica excéntrica el leidísimo Alexandre Dumas compuso bajo dictado de su musa Melchor Pacheco y Obes. Sin embargo, la novela de Hamed no se confina en la narración de los ava...
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