Los manuales de lenguaje inclusivo se parecen a algunos diccionarios, ya que indican cómo se debe hablar, sostiene la lingüista Victoria Furtado. Por eso los distingue de los movimientos que, desde abajo, desafían a la autoridad lingüística sin pretender ocupar su lugar. En el fondo del debate, reavivado estos días, late la sospecha de la efectiva incidencia de la lengua en la transformación de la realidad social.
En las últimas semanas la discusión sobre el uso del lenguaje no sexista cobró dimensiones insospechadas, quizá como nunca antes en nuestras geografías. Protagonizó acalorados debates en la tevé, motivó el empleo de numerosos caracteres en la prensa y las redes sociales, suscitó chistes en la mesa y la oficina. Por algún u otro motivo, los hablantes se sintieron convocados a deci...
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