El Museo Histórico Nacional está en proceso de cambio constante, renovando su manera de reconstruir la memoria y la historia. Esta nota es una pequeña investigación sobre sus edificios, sobre los personajes que los habitan, sobre los nuevos objetivos que se propone una institución que gana en importancia mientras pasa el tiempo.
Los ojos de Ana María Dolder ya muestran cansancio. Ella, una bibliotecaria jubilada, dice estar perdiendo la memoria, pero al preguntarle qué recuerda de aquellos días de 1985 cuando instaló la Biblioteca Americanista en la casa del presidente Juan Francisco Giró, en Ciudad Vieja, mira emocionada unos libros resguardados en vitrinas y su conversación se anima enseguida: “Tenía un poco de susto porque todo era valioso: las láminas, los incunables, los cuadros, los ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate