La edición del más reciente libro de cuentos de
Pedro Mairal (Buenos Aires, 1970), titulado “Breves amores eternos”, funciona
como una excusa para explorar algunos momentos de su ya extensa carrera, en
busca de las posibles claves de su narrativa.
El agujero
del conejo. Bioy Casares se apoya
en el bastón con su mano izquierda. Los nudillos blancos, el sobretodo
demasiado holgado, el pañuelo azul atado al cuello, el perfil de prócer, el
pelo de cinc impecablemente peinado hacia atrás. Pedro Mairal está de pie entre
Bioy y Roa Bastos, pero la mirada del paraguayo se pierde en una zona
fantasmal, más allá de la foto, todo lo que pasa allí pasa entre Mairal y Bioy.
Mairal parece un liceal, sonríe con los ojos achinados, metido en sus
pantalones con la raya bien planchada, su saco de cumpleaños...
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