El contacto con el pensamiento de Tagg era fascinante y vertiginoso. En dos ocasiones tuve la oportunidad de cursar seminarios dictados por él: en 1984, en Brasil, y luego acá, en Montevideo, en 2004. En esa ocasión pude entrevistarlo para Brecha.1 Abro al azar uno de sus libros y hojeo algunas páginas, y los ejemplos musicales en partitura son, en ese orden, de la banda de rockestadounidense Lynyrd Skynyrd, del cantante popbritánico Wayne Fontana, de un salmo gregoriano medieval, del grupo folclorista argentino Los Calchakis y del compositor cubano Carlos Puebla. Me consta que habría podido incluir también a Mozart, a Stravinski, a la música de apertura de una serie televisiva o a la música electrónica bailable. Hablaba inglés, francés, alemán, latín y griego clásico, y era muy cuidadoso ...
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