Hace unos cuantos años, Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) escribió en su columna cultural de El País de Madrid que, si alguna vez venía a Montevideo, trataría de alojarse en el viejo hotel Cervantes, de ser posible en la famosa habitación del cuento La puerta condenada, de Julio Cortázar. Gracias al Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (FILBA), en el año 2014 pisó tierra uruguaya por primera vez. Las ruinas del Cervantes habían mudado a los brillos de un hotel boutique cuyo nombre era Esplendor y no quedaban rastros de puertas impugnadas. Escribí en estas mismas páginas que un decepcionado Vila-Matas, paseante curioso y perspicaz, marchó entonces a la Torre de los Panoramas. De Julio Herrera y Reissig se había ocupado en otra columna periodística, donde también mencionab...
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