“Diana”
La publicitada vida y la publicitadísima muerte de Lady D probaron hasta qué punto a tantísima gente le siguen gratificando los mitos de princesas. La leyenda se desplegó ante ojos contemporáneos con toda la potencia de la imagen directa, surtida por el esfuerzo de los heroicos e insoportables paparazzis, esos tipos capaces de no comer, no dormir, no ir al baño y perder el alma con tal de capturar una imagen vendible. Leyenda alimentada, por un lado, por su mismo objeto; pueden decirse muchas cosas de Diana Spencer menos que fuera renuente a la solicitud de las cámaras. Y por otro, porque contenía los ingredientes –o así quería la gente verlos– de leyendas ancestrales: Diana no era pobre ni plebeya pero sí parecía una especie de outsider en la familia real británica, y por si fuer...
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