El decimonoveno día de guerra ha estado marcado por la incursión terrestre de tropas israelíes en el norte de la Franja de Gaza, durante la madrugada del miércoles 25 y el jueves 26. En un comunicado hecho público, las Fuerzas de Defensa de Israel han señalado que durante la noche llevaron a cabo «una incursión selectiva utilizando tanques en el norte de la Franja de Gaza, como parte de los preparativos para las próximas etapas del combate». El objetivo de esta «incursión selectiva», según el ejército hebreo, era destruir posiciones de Hamás en el norte de la Franja.
Mientras tanto, el Ministerio de Salud palestino ha actualizado, como cada día, la cifra de muertes, que ya ha superado las 7 mil personas, incluidos 2.913 niños y niñas, desde el 7 de octubre. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas y la Autoridad Nacional Palestina, 62 por ciento de las víctimas mortales han sido mujeres y niños. Las dudas expresadas por Joe Biden, presidente de Estados Unidos y principal aliado de Israel, sobre las cifras dadas por las autoridades gazatíes han llevado al Ministerio de Salud a publicar un documento de 212 páginas con los nombres y el número de identificación civil de las 7.028 personas asesinadas hasta la fecha por los ataques aéreos.
Son las peores cifras de asesinatos infantiles en lo que va del siglo, muy lejos de las 532 víctimas de la guerra de 2014. Hay, además, más de 1.900 personas desaparecidas que presumiblemente están atrapadas entre los escombros de los edificios destruidos por la artillería israelí; 870 de ellas son niños y niñas.
La cifra de víctimas israelíes sigue siendo de 1.400 personas, la gran mayoría en el primer ataque, del 7 de octubre. En la tarde del 26 de octubre, un portavoz de las Brigadas al Qassam de Hamás ha afirmado que 50 de los 220 rehenes israelíes que tiene la milicia gazatí han muerto como consecuencia de los bombardeos llevados a cabo por el gobierno de Benjamin Netanyahu.
Las Fuerzas de Defensa de Israel llevaron a cabo en la noche del miércoles una redada masiva en Cisjordania en la que detuvieron a 70 personas, 40 de ellas supuestamente relacionadas con Hamás. Durante la razia ha habido un asesinato policial que eleva a 340 los palestinos asesinados en los territorios del oeste del Jordán desde el comienzo de este 2023.
Unicef, a través de su directora para Oriente Medio y África del Norte, ha emitido otra voz de protesta ante lo que es una de las noticias más terribles de la guerra: «La situación en la Franja de Gaza es una mancha cada vez mayor en nuestra conciencia colectiva. El índice de muertes y lesiones de niños es sencillamente sobrecogedor».
Las grandes organizaciones de ayuda humanitaria tienen una voz unánime a la hora de pedir el alto el fuego inmediato, una posibilidad a la que el gobierno de Netanyahu y su principal socio, Estados Unidos, se siguen negando. Amnistía Internacional pidió, a través de su secretaria general, Agnès Callamard, «medidas urgentes para proteger a los civiles y evitar mayores niveles asombrosos de sufrimiento humano. Instamos a todos los miembros de la comunidad internacional a unirse para exigir un alto el fuego humanitario inmediato por parte de todas las partes en el conflicto».
Médicos sin Fronteras es otra de las organizaciones que exigen el alto el fuego inmediato. Esta ONG cifra en 72 las instalaciones sanitarias que habían sido atacadas en Gaza hasta el 23 de octubre. La situación en los hospitales abiertos es crítica: pasillos atestados de enfermos y desplazados internos y morgues que no dan abasto.
SIN NOTICIAS DE LA UNIÓN EUROPEA
Se repite la tónica de los últimos días. La comunidad internacional, salvo los países alineados con Estados Unidos, solicitan un alto el fuego inmediato y la respuesta de Israel es aumentar la maquinaria de destrucción y el nivel de sus amenazas. Nueve países de mayoría árabe, Bahréin, Egipto, Jordania, Kuwait, Marruecos, Omán, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, han firmado una declaración contra el desplazamiento forzado y el castigo colectivo en la Franja de Gaza. En la sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas de la tarde del jueves 26, el presidente de la reunión, Dennis Francis, ha vuelto a pedir el inmediato alto el fuego, sin resultado.
El embajador palestino ante las Naciones Unidas, Riyad Mansour, tomó la palabra en la asamblea para describir la situación: «[Israel] cree que si se dice Hamás las veces suficientes, el mundo no podrá oponerse a borrar familias enteras de la faz de la Tierra. […] ¿Por qué algunos sienten tanto dolor por los israelíes y tan poco dolor por nosotros, los palestinos? ¿Cuál es el problema? ¿Tenemos una fe equivocada, un color de piel equivocado, una nacionalidad equivocada? […] ¿Por qué no sentir la urgencia de poner fin a nuestras matanzas? Nada puede justificar los crímenes de guerra».
Riyad al Maliki, ministro de Asuntos Exteriores palestino, también ha pedido un alto el fuego inmediato desde La Haya y ha criticado la resolución que plantea la Unión Europea (UE), que se aleja de esa demanda y apenas planteará una serie de «pausas» para efectuar la entrega de material de primera necesidad. Para Al Maliki, la propuesta de la UE, que en la reunión del lunes en Luxemburgo no llegó a consensuar una declaración, es inaceptable, ya que los lapsos y los corredores para la entrega de ayuda no solucionan los problemas denunciados desde la Franja: falta de combustible, de agua y de alimentación.
Mientras, en la cumbre del Consejo Europeo que está teniendo lugar desde la mañana del 26 de octubre en Bruselas, los papeles siguen repartidos. António Costa, primer ministro de Portugal, y Pedro Sánchez han defendido a otro portugués, António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, declarado non grato por Israel después de su intervención del pasado martes en Nueva York. En esa oportunidad, Guterres afirmó que «ninguna parte en un conflicto armado está por encima del derecho internacional humanitario» y que era «importante reconocer también que el ataque de Hamás no ocurrió en el vacío», ya que «el pueblo palestino ha sido sometido a 56 años de ocupación… Su gente fue desplazada y sus hogares, demolidos. Sus esperanzas de una solución política… se han ido desvaneciendo». Sánchez ha pedido una conferencia de paz en el marco de la cumbre del Consejo Europeo y un alto el fuego o, como mínimo, una nueva pausa humanitaria, algo que parece ser el objetivo máximo que se puede alcanzar en una crisis en la que a nivel europeo el peso de Alemania sigue siendo fundamental.
La declaración inicial en esa reunión de Olaf Scholz, canciller alemán, dejó instalado el marco general en el que se ha movido el gobierno centroeuropeo: «Israel es un Estado democrático al que guían principios muy humanitarios», defendió Scholz, que cree (o al menos eso asegura) que el gobierno de Netanyahu cumple el derecho internacional en su intervención en Gaza. Con estos mimbres, los borradores sobre la declaración conjunta del Consejo Europeo parecen mantener una vaga exigencia de «pausas» y no de un alto el fuego de parte de Israel.
(Publicado originalmente en El Salto.)