El que ya no vendrá - Semanario Brecha
Cultura Suscriptores

El que ya no vendrá

En el centenario de la muerte de José Enrique Rodó, cuánto queda de su legado en la cultura y la mente de sus compatriotas, y de aquellos otros americanos, herederos de España, a los que dedicó lo más significativo de su pensamiento.

Foto Juanjo Castell

El mote que durante un tiempo le había quedado asignado a José Enrique Rodó fue el de “Maestro de juventudes”. Hoy la evocación de su apellido trae de inmediato a la mente de un ciudadano de a pie, por asociación espontánea, un parque, una calle, un bar y un barrio montevideanos. Luego, y con un poco de esfuerzo, la misma mente podría lograr referir la figura de un intelectual y escritor de la generación del 900.
Por alguna razón, no estoy seguro de si político-partidaria, ideológica o de indiferencia o despreocupación generalizada, los niveles de visibilidad e invisibilidad de nuestros referentes culturales mantienen a José Enrique Rodó en un plano de nebulosa, en una especie de olvido por amnesia colectiva. Pero… ¿por qué suponer, de antemano, que este olvido es injusto? ¿Rodó sigue teni...

Artículo para suscriptores

Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social

Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.

Suscribite ahora

¿Ya sos suscriptor? Logueate

Artículos relacionados

Edición 2089 Suscriptores
La precarización laboral de los trabajadores de los medios de comunicación

Un fierro caliente

Edición 2089 Suscriptores
Uso de testaferros e incumplimiento de plazos legales en la venta de la radio del MPP

Vuelta de tuerca

Edición 2089 Suscriptores
Con la doctora en Ciencias Sociales Luciana Zorzoli

Es necesario «un derecho colectivo sobre los datos»

Edición 2089 Suscriptores
Habrá «financiamiento sano» para los sueldos atrasados en los refugios

En cuotas con interés

Edición 2089 Suscriptores
Trabajadoras sexuales reclaman derechos y autonomía

No sin nosotras