Pelota de trapo - Semanario Brecha
Estados Unidos y la violencia contagiosa en Israel y Gaza

Pelota de trapo

Lo que sucede en Oriente Medio se cuela en las calles, la campaña electoral y los debates parlamentarios del mayor aliado de Israel. Con menos estruendo, en el Departamento de Estado comienzan a aparecer algunas fracturas por el apoyo irrestricto del presidente al bombardeo en Gaza.

Joe Biden y Benjamin Netanyahu durante una reunión del gabinete de guerra israelí, en Tel Aviv, el 18 de octubre. AFP, BRENDAN SMIALOWSKI

La incursión homicida de Hamás en Israel el 7 de octubre y la represalia militar israelí se traducen también dentro de Estados Unidos en motivos para la puja política y las oportunidades de sacar provecho propio. Los republicanos, que tienen la mayoría en la Cámara de Representantes y siguen peleándose entre ellos, se pusieron de acuerdo a la fuerza para elegir a un presidente de la cámara y designaron al trumpista Mike Johnson, un político de Luisiana que afirma que todas sus decisiones las toma de acuerdo con la Biblia. Pronto Johnson logró la aprobación de una asignación de 14.300 millones de dólares para Israel, a condición de un recorte por un monto similar en los fondos asignados para el Servicio de Impuestos Internos (IRS, por su sigla en inglés).

La conexión se entiende teniendo en cuenta que Johnson milita en la fila de los republicanos, para quienes el gobierno federal es ilegítimo y la agencia de impuestos es un instrumento para el control de la población. Estos republicanos, que abogan por la abolición de numerosos ministerios y agencias del gobierno federal, se dicen también aliados de Israel, a condición de que se cumplan los objetivos de los destruccionistas, como los ha llamado el comentarista político de The Washington Post Dana Milbank.

La iniciativa no tiene futuro en el Senado, con mayoría demócrata, y el presidente Joe Biden ha dicho que si la legislación llega a su despacho, la vetará. El asunto es que mientras los republicanos juegan este juego, se demora la aprobación de la asistencia a un aliado descrito como esencial. «Soy judía y, por lo tanto, mi Biblia es un poco diferente», declaró la representante Sara Jacobs, demócrata de California. «Pero mi Biblia no dice: “Apoyo a Israel solo si consigues el corte de fondos para el IRS”».

CAMBIO DE TONO

Desde la creación del Estado de Israel, 14 presidentes de Estados Unidos han lidiado con el conflicto de Oriente Medio. Y, al igual que sus predecesores, Biden reaccionó al ataque de Hamás del 7 de octubre con una ratificación fuerte y clara de la alianza de Estados Unidos con Israel. Pero, según The Washington Post, «en privado», funcionarios del gobierno de Biden iniciaron contactos para frenar el alcance de la respuesta israelí. Luego, el gobierno presionó a Israel para que permitiera un pequeño volumen de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, instando a sus autoridades a que pusieran fin al corte de comunicaciones impuesto.

Para Biden, el brote de violencia en Oriente Medio presenta un dilema electoral: el presidente luce mal en las encuestas un año antes de las elecciones presidenciales y debe elegir entre ganarse el voto de los judíos o el de los musulmanes, estos últimos, una comunidad creciente en Estados Unidos. «Yo no votaré por Biden o por Trump», dijo al diario The Hill Ameerah al Zahrani, una votante musulmana de Pittsburgh, Pensilvania. «Conozco a muchas otras personas que piensan de manera crítica –y que abundan en humanidad– de nuestras comunidades y aliados, sean palestinos, árabes, musulmanes o nuestros hermanos judíos antisionistas, y que no votarán tampoco por ninguno de ellos.»

El asunto se complica un poco más dado que el llamado voto judío no es monolítico: durante una presentación de Biden en Minnesota, una rabina interrumpió al presidente y le exhortó que pidiera de inmediato un cese el fuego en Gaza. «Pienso que necesitamos una pausa» para permitir la liberación y la evacuación de los rehenes que capturó Hamás, respondió Biden.

Con el paso de los días, a medida que la cifra de víctimas civiles en Gaza sigue creciendo y a causa de la multiplicación de imágenes de mujeres y niños heridos o muertos, el tono de Biden ha ido cambiando; ahora el presidente estadounidense se muestra inclinado a una «pausa» humanitaria en los combates, que no quiere llamar cese el fuego, algo opuesto a la intención anunciada por el primer ministro Benjamin Netanyahu de hacer permanente la presencia militar israelí en Gaza.

EL ODIO ES CONTAGIOSO

El 14 de octubre, en Illinois, Joseph Czuba, de 71 años de edad, apuñaló 26 veces a Wadea al Fayoume, de 6 años de edad, e hirió también a su madre, Hanan Shaheen. En su audiencia de detención, la fiscalía afirmó que el hombre se tornó paranoico acerca de la guerra de Hamás e Israel después de escuchar a propagandistas conservadores en la radio. La esposa de Czuba dijo a los detectives que el hombre «creía que estaba en peligro y que Shaheen iba a llamar a amigos palestinos para que lo atacaran».

El 6 de noviembre, en el condado Ventura, en California, Paul Kessler, un hombre judío de 69 años de edad, murió durante una confrontación entre manifestantes pro-Israel y manifestantes propalestinos. Un comunicado de la Oficina del Alguacil del condado indicó que «durante el altercado, Kessler cayó hacia atrás y se golpeó la cabeza contra el suelo».

A fines de octubre, la Liga Antidifamación, una organización judía, indicó que desde el ataque de Hamás en Israel los incidentes antisemitas en Estados Unidos aumentaron 388 por ciento en comparación con el período del 7 al 23 de octubre del año anterior. Por su parte, el Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas indicó que entre el 7 y el 24 de octubre recibió 774 informes de incidentes antimusulmanes, un incremento de 182 por ciento respecto de un período similar en 2022.

Desacuerdos

La campaña militar israelí en la Franja de Gaza «está profundizando las discrepancias entre los funcionarios de carrera en el gobierno», afirmó recientemente el diario The Hill. Estos disidentes «dan la voz de alarma en el sentido de que el compromiso férreo del gobierno del presidente Joe Biden con Israel omite tomar en cuenta asuntos de preocupación que son clave». «Las cartas y los memorandos de disenso circulan entre el personal del Departamento de Estado», agrega el artículo. «La exorbitante cifra de muertos en Gaza, combinada con el envío apresurado de armamento estadounidense a Israel, agobia pesadamente a los diplomáticos de Estados Unidos.»

El 18 de octubre esas discrepancias salieron a la luz cuando Josh Paul, quien trabajaba para el Departamento de Estado en la transferencia de armas a Israel, renunció a su cargo, y desde entonces ha dicho que otros funcionarios en ese departamento se han puesto en contacto con él. «Lo que escucho son, esencialmente, dos hebras de argumento o preocupación», dijo Paul. «Uno es lo que podría llamarse la postura moral, esto es, gente que ingresó al gobierno para hacer algo bueno y a quienes les contraría facilitar la masiva muerte de civiles y tampoco les gusta que no haya un espacio para el debate de políticas acerca de estos asuntos básicos de derechos humanos.»

La otra línea de preocupación que identifica Paul es que la política de Biden hacia Israel está aislando a Estados Unidos aún más en la región de Oriente Medio y socava la posición de Estados Unidos en el escenario global. «El enfoque actual de esa política tiene consecuencias masivamente negativas para la política exterior de este país», dijo Paul al diario. «Esto es tanto en términos de nuestras relaciones en Oriente Medio como, de manera más amplia, en términos de nuestra competencia estratégica con la República Popular China.»

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