Hay niños que concurren al jardín de infantes y gritan «cuerpo a tierra» cuando escuchan el vuelo de un helicóptero. Hay niños que se duermen en la escuela después de pasar la noche en vela asustados por una balacera, y hay otros que a corta edad ya participan en algún eslabón de la cadena del narco. También hay niños que pasan días sin ir a la escuela por miedo a transitar por la calle después de un enfrentamiento entre bandas. Y hay padres que se ausentan del trabajo por ese motivo. Hay padres que quieren muros más altos, o que se van del barrio, corridos por una violencia que les es ajena o porque ya no son funcionales a los intereses del narco, y se llevan a los niños, que dejan la escuela a mitad de año. Hay maestras que reciben mensajes de WhatsApp de alumnos escondidos debajo de una...
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