No llega a ser la una y media de la tarde. La Avenida 18 de Julio está, como siempre, atascada de gente, y entre la Facultad de Derecho y la Facultad de Artes se erige el edificio más triste de la ciudad. Las escaleras están vacías. Hay dos o tres rejas abiertas, lo suficiente para que entre algún investigador, pero también para que las dos personas de seguridad puedan controlar quién entra y sale.
La Biblioteca Nacional de Uruguay (BNU) sufrió la pandemia en pleno cambio de administración. Claro está que no volvió a ser la misma. En un principio, como la gente no iba, la atención al público pasó a ser online, centrada en el préstamo de archivo digitalizado. Sin embargo, Uruguay fue un país en el que no se decretó una cuarentena de encierro, y los trabajadores de la BNU seguían asistiendo ...
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