Cuando los antropólogos uruguayos entregaron el ADN de los huesos hallados a fines de julio en el Batallón 14, hicieron un pedido a los laboratoristas argentinos: que lo compararan directamente con las muestras obtenidas de la familia de Luis Eduardo Arigón. La solicitud no era caprichosa: el perfil biológico que la junta médica había construido examinando el esqueleto les había permitido llegar a esa hipótesis de posible identidad. Algunos de los rasgos del perfil (el rango etario, la estatura) habían sido difundidos en una conferencia de prensa el 14 de agosto, pero otras características, que hacían único a ese esqueleto –como una fractura de costilla, un esguince de tobillo, la hiperextensión en la cadera o la detección de movimiento repetitivo en la muñeca–, no fueron compartidos ese d...
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