Amenaza, injerencia: cualquiera de estas dos palabras sirve para definir el tarifazo anunciado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que estableció una tasa de 50 por ciento para todas las exportaciones realizadas por Brasil a ese país. El miércoles 9, cuando el republicano subió a sus redes la carta dirigida a Lula da Silva –que, por cierto, el gobierno brasileño dice que no recibió formalmente–, la tensión diplomática estaba creciendo, abriendo un nuevo frente para el Ejecutivo brasileño, que a la interna está lidiando con el Congreso por la tasación de los superricos y otras medidas de corte fiscal. En el primer párrafo de la misiva quedan claras las intenciones de Trump de presionar al Supremo Tribunal Federal (STF) para que no condene a Jair Bolsonaro por tentativa de gol...
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